¿Qué sabes sobre cómo afecta el frío a tu piel?
El frío afecta de forma diferente a cada tipo de piel. Tenemos que tener en cuenta que a lo largo de la vida, la piel no se mantiene igual, sus características evolucionan y varían según la edad y el estilo de vida.
Además, la piel presenta diferencias en función de su localización en el rostro; como norma general, nariz, mentón y frente tienen una piel más grasa. Sin embargo, las mejillas y la piel del contorno de los ojos es una piel muy fina, con muy poca hipodermis, con tendencia, por tanto, a resecarse.
Por lo tanto, los cuidados deben realizarse conforme a la edad, la zona y el tipo de piel, quizá por ello las mulimáscaras que se pueden aplicar por zonas se están volviendo tan populares.
Hoy, repasamos algunos consejos específicos para que los distintos tipos de piel sobrevivan a este invierno revelando su mejor condición.
Piel Seca
La piel seca es más fina que las pieles más oleosas, por lo que son, en general, mucho más sensible al frío y a los cambios de temperatura bruscos que otro tipos de piel.
En los meses de frío, sentimos la piel más seca y apagada porque se retrasa el ciclo de renovación celular y acumulamos más células muertas, que impiden la correcta lubricación de la epidermis.
La piel seca necesita protegerse mucho más, por lo que cremas más densas, como las que incluyen manteca de karité, te ayudarán a mantener tu piel hidratada y protegida. La textura de la crema ideal dependerá también del tipo de piel y de si se padece alguna afección de base.
En general, lo que mejor te vendrán son cremas hidratantes que te ayuden a mantener los factores de hidratación natural de la piel.
Piel grasa y mixta
Como ya habrás deducido, los lípidos naturales que tiene la piel grasa y la piel mixta son una protección natural para la piel durante los meses más fríos del año.
Por eso, suelen sufrir menos problemas que otros tipos de pieles, aunque no se debe descuidar la protección y controlar el exceso de sebo, pero manteniendo la piel siempre protegida. En general, el fluido será mejor para las pieles mixtas o grasas.
Mantener una higiene diaria y exfoliaciones semanales, ayudarán a mantener los poros limpios y evitar la acumulación de células muertas y bacterias que producen brotes acnéicos. Si es importante mantener una buena rutina de cuidado en la piel, en estos caso se hace imprescindible dada la ventaja a la hora de utilizar productos más agresivos.
Pieles sensibles
Las pieles sensibles tienen que tener mucho cuidado a la hora de elegir productos cosméticos, especilamente en invierno. Los problemas como la sequedad, el aumento de las rojeces y la aparición de grietas e irritaciones, son más frecuentes en este tipo de piel que en los casos anteriores. La limpieza y la hidratación son imprescindibles, pero siempre utilizando productos adecuados para este tipo de piel.
Las pieles con rosácea va a ser especialmente sensible al frío. Si ya de por sí se provoca enrojecimiento de zonas como las mejillas, la barbilla o la nariz, los cambios bruscos de temperatura van a empeorar este estado.
De hecho, el frío aumentará como hemos dicho antes la sequedad de la piel y, al entrar en los sitios conectados a la calefacción, se va a provocar vasodilatación en la piel, lo que dará lugar a un círculo vicioso que provocará más rojeces.
De igual manera, las comidas muy calientes van a empeorar las pieles sensibles o afectadas con rosácea. Para evitar esto, deberíamos mantener la piel de la cara lo más fresca posible, para lo cual puedes utilizar aguas termanles o productos especializados para este tipo de afección.
Por su parte, dentro de que es imprescindible proteger la piel de las agresiones externas que sufrimos durante el día, en el caso de la psoriasis su empeoramiento está relacionado con la falta de exposición a los rayos ultravioletas del sol, que tienen una acción benéfica en la enfermedad. Por eso no hay que privarse totalmente de él.