¿Qué es el exposoma?
Últimamente, muchos medios hablan del exposoma como causa principal del envejecimiento. El exposoma no es más que la suma de factores de exposición de la piel de una persona desde su nacimiento hasta su fallecimiento. Así, no solo afecta a la condición de la piel, sino también a todo el cuerpo, ya que el exposoma genera una repuesta en el organismo; como es lógico.
El proceso de envejecimiento es inevitable, pero podemos retrasar sus efectos con nuestra rutina diaria, desde el cuidado facial a nuestra alimentación. No en vano, se estima que los genes controlan el 25% de nuestro envejecimiento, mientras que el 75% restante se ve afectado por lo que se conoce como exposoma.
Gracias al exposoma, en la actualidad se puede intuir cómo afectarán a la piel las agresiones a las que nos exponemos a diario. Como es lógico, no es lo mismo ser fumador que no, al igual que no es lo mismo el maltrato a la piel de una persona exponerse al sol durante años en un clima cálido que no tomar el sol en toda la vida, etc.
Los expertos que han estudiado estos factores de envejecimiento apuntan a 7 exposomas como los imprescindibles a tener en cuenta a la hora de valorar el estado y el proceso de envejecimiento en una piel. A saber: radiación, contaminación, tabaco, clima, dieta, estrés y uso de cosméticos.
El proceso de envejecimiento y el exposoma
El exposoma es un término acuñado en el 2005 por el director de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer, un epidemiólogo molecular llamado Christopher P. Wild. Con el término, pretendía recoger los factores externos que tenían un impacto directo sobre nuestro genoma y en nuestra salud. Se trata de una forma de delimitar de forma sencilla los factores que afectan y potencian el envejecimiento de la piel.
En general, sabemos que a partir de los 25 años, las células de la piel pierden su capacidad de defenderse para mantenerse inalterable ante las agresiones externas en un proceso que se prolonga hasta los 35 años, aproximadamente. Durante este tiempo, se acelera la degradación celular que acelera el proceso de envejecimiento. Por eso, es importante mantener buenos hábitos que ayuden a prolongar la vida de nuestras células y, por tanto, a prolongar la juventud a todos los niveles.
Por otro lado, a partir de los 40 años, el potencial genético se reduce de forma acelerada respecto a las décadas anteriores de forma que se reduce la energía celular que permite reparar los daños causados por el paso del tiempo y las agresiones externas. De esta forma, se va cerrando un círculo donde afecta genética, hábitos, comportamientos, exposición a agresiones, etc. que confluyen en una vejez que llega a la piel con distintas señales a las que debemos prestar atención para entender la carencia que le ofrecemos para mantenerse radiante.
Elementos del exposoma básico
- Radiación. La luz tiene grandes beneficios, pero también puede dañar la piel por distintos componentes como los rayos ultravioleta que dañan la matriz dérmica provocando afecciones como manchas o alteración en la barrera hidro-lipídica de la piel; afectando también a la elastina y al colágeno.
- Contaminación. La contaminación de las grandes ciudades también pasa factura a la piel como el tráfico o los gases que respiramos, pero también hay otros contaminantes o agresiones como las luces HEV de las pantallas que van dañando y alterando la capacidad de reparación de la piel.
- Tabaco y malos hábitos. El tabaco deteriora la formación de los fibroblastos y potencia la senescencia que acelera el envejecimiento y reduce la capacidad de reparación de la piel. Además de apagar la piel o dejarla más opaca y desequilibrar la elastasa (potenciando la rotura de las fibras y estructura de la dermis), limita la nutrición que llega a las células de la piel.
- Clima. La temperatura y el clima propio donde vivimos afecta, obviamente a la piel. Por ejemplo, el frío aumenta la sensibilidad de la piel y retrasa la renovación celular, potenciando la deshidratación. En cualquier caso, debemos prestar atención a los cambios bruscos de temperatura porque dañan la piel y aceleran el proceso de envejecimiento.
- Dieta. La dieta afecta a la capacidad de reparación por los nutrientes que ingerimos y puede desequilibrar nuestro cuerpo y el estado de la piel; por ejemplo, se sabe que abusar de quesos fuertes pueden potenciar brotes de acné o que el consumo en eceso de azúcar refinado potencia la aparición de arrugas. Del mismo modo, una dieta rica en antioxidantes puede ayudar a retrasar los efectos del envejecimiento.
- Estrés. El estrés y la falta de sueño es un exposoma fundamental en el envjecimiento prematuro de la piel. Así, dormir menos de 5 horas se vincula a un envejecimiento prematuro reduciendo la función de barrera protectora de la piel; por ello, a medida que el la calidad del sueño empeora con la edad, la piel no tiene tiempo de recuperarse porque los ciclos de sueño no son óptimos. Esto provoca que la piel se muestre apagada, sin luz, falta de hidratación mientras pierde elasticidad. Así, la fatiga y el estrés afectan al tono muscular mientras frenan la reparación y protección natural de la piel. Por su parte, el estrés puede llegar a generar hasta brotes de acné y no solo deshidratación, además de alterar el organismo a todos los niveles.
- Uso de cosméticos. La rutina de limpieza y cuidado diario, semanal y mensual en la piel es fundamental para entender cómo se acelera o retrasa el proceso de envejecimiento de la piel; ten en cuenta que más de un 60% de tu belleza depende de tu rutina de cuidado en casa.