#Afondo Cuperosis o rosácea, hablamos de piel sensible
Las pieles sensibles son un mal común en los tiempos que corren y, de hecho, se considera (según diversos estudios) que aproximadamente una de cada dos mujeres posee sensibilidad o hipersensibilidad en la piel. El principal problema de la piel sensible es que reacciona de forma fuerte ante las influencias y agresiones que recibe del entorno, dando lugar a enrojecimientos, tirantez o descamaciones, entre otros.
A causa del déficit lípido-hídrico que sufren las personas con sensibilidad o hipersensibilidad, la piel se reseca, se vuelve áspera, escamosa y tiende a irritarse fácilmente. No obstante, no debemos alarmarnos dado que no solo son reacciones de pieles sensibles ya que las pieles normal, mixta o grasa también puede reaccionar de manera sensible a causa de los daños que un cuidado inapropiado (como una limpieza agresiva, mucho estrés, una alimentación poco equilibrada, etc.) o de las propias influencias nocivas del entorno que siempre afectan a la piel, especialmente en rostro, cuello y manos, las zonas habitualmente más expuestas.
Por tanto, las rojeces faciales son normales en algunos momentos, como en el caso del frío durante el invierno, pero cuando estas afecciones se convierten en casi permanentes y van aumentando con el paso del tiempo, es cuando hablamos realmente de cuperosis, también conocida como rosácea. Y sí, decimos cuando se convierten en casi permanentes porque a cualquier piel le puede surgir este problema con el paso del tiempo, especialmente cuando es sometida a agresiones o estrés de forma casi constante.
En el caso de la cuperosis, estamos hablando, por tanto, de una piel sensible que sufre afecciones como la aparición de enrojecimiento en mejillas, nariz, frente y mentón como norma general, aunque distintos expertos reconocen que puede estar acompañado de pequeñas venas que nos indican la existencia de una pérdida de elasticidad de algunos capilares.
En general, se trata de pieles muy finas, poco queratinizadas y, generalmente, suelen sufrir una sensación de calor continuo debido a la evaporación del agua de superficie, lo que, a su vez, produce la rotura del film hidrolipídico de la piel, causando tirantez. Además, se trata de una afección de la piel que está afectada por una mala microcirculación de la zona que agrava los síntomas e incomodidades de este tipo de piel.
A menudo la cuperosis o rosácea aparece por primera vez con enrojecimientos ligeros y con poca duración en cuanto al tiempo, pero, con el paso del tiempo, se van haciendo más frecuentes, más intensos y duraderos, al igual que más incómodos para la persona que los sufre. Si estos enrojecimientos se dan con demasiada frecuencia es cuando pueden aparecer los capilares dilatados que comentábamos al principio y que acabarán siendo permanentes al igual que la rojez.
La piel clara y fina es más propensa a la rosácea o cuperosis y, por otro lado, las mujeres padecen 3 veces más la rosácea que los hombres. Si bien es cierto que esta afección suele darse en mayor medida en pieles sensibles, los síntomas suelen aparecen alrededor de los 30 años, aunque la edad de estas manifestaciones reconocidas se sitúa alrededor de los 50 años de edad.
En general, las condiciones climáticas a la que se ve expuesta la piel juegan un papel importante a la hora de sufrir esta afección, ya que la exposición al clima como el sol en verano o el frío en invierno o las variaciones de temperatura exterior y predisponen su aparición. Cabe mencionar que no está demostrado que el consumo de alcohol sea la causa, aunque hay ciertos estudios que los relacionan.
Debido a la sensibilidad de este tipo de piel, los productos para pieles con rosácea deben estimular y estabilizar la función protectora de la capa córnea, mejorar su resistencia y aportar los lípidos e hidratación perdidos. Del mismo modo y como es lógico, los ingredientes utilizados deben ser suaves para mejorar el equilibrio cutáneo, así como reducir irritaciones y enrojecimientos sin causar daños.
Las causas para la aparición de la cuperosis son variadas, pero se pueden resumir en algunos puntos asociados con factores de origen externo o interno:
- Factores Hormonales y Genéticos. Como hemos visto las pieles claras tendrán más tendencia a sufrir esta afección, al igual que los estrógenos que favorecen la vasodilatación.
- Causas Nerviosas y Enfermedades. El propio estado de ánimo y preocupaciones estresa la piel y puede causar síntomas de piel sensibilizada en personas tímidas, introvertidas o emotivas, por ejemplo. Del mismo modo, hay algunas enfermedades que pueden despertar la sensibilidad de la piel como afecciones hepáticas o, incluso, el uso regular de ciertos medicamentos como el uso de corticoides.
- Causas Digestivas. La alimentación siempre influirá en el estado de nuestra piel, por lo que es lógico que una mala alimentación provoque la aparición de imperfecciones. En este caso los alimentos picantes, muy calientes o que generan pesadez en la digestión pueden ser factores desencadenantes.
- Factores ambientales o climáticos. En general, las condiciones climáticas extremas debilitan la protección de la piel y pueden llegar a causar sensibilidad, en algunos casos de forma temporal y, en otras, de forma permanente. Por eso las personas con cuperosis suelen tener mucho cuidado con el uso del aire acondicionado o la calefacción, sol, frío…
- Causas por hábitos. Como comentábamos un cuidado inadecuado de la piel puede dar origen a esta afección, como lavar con un agua muy fría para la temperatura ambiente, utilizar sustancias astringentes o, incluso, la falta de la propia higiene.
En cuanto al tratamiento de las pieles con cuperosis, es importante calmar y descongestionar la piel (como la caléndula o el regaliz como activos, entre muchos otros), a la vez que se recupera el film hidrolipídico y se normaliza el Ph (como el Aloe Vera). Del mismo modo, será interesante ayudar al drenaje de la piel para eliminar el edema ligero, así como, tratamientos que ayuden a mejorar la elasticidad (como el castaño de indias o el rusco como activos), la nutrición de la piel y controlar el proceso de queratinización (como la rosa de mosqueta o el geranio como ejemplos de ingredientes activos que pueden buscar).