¿Qué debes saber sobre el envejecimiento hormonal?
El envejecimiento de la piel es inevitable, comienza en torno a los 30-35 años con el arranque de la caída de los estrógenos y tiene distintas fases en base a los cambios biológicos y hormonales que nos encontramos a lo largo de la vida. Así, a partir de los 50, se deteriora el funcionamiento celular y se produce un cambio brusco en las hormonas que actúan en muchas las funciones cutáneas. Así, se acelera el proceso de envejecimiento de la piel.
De esta forma, se producen reacciones en cadena sobre la estructura cutánea que dan lugar a afecciones y síntomas en la piel como flacidez, arrugas, sequedad o falta de luminosidad.
La capa córnea es de las estructuras más dañadas por los cambios biológicos y la acción medioambiental sobre la piel. Al ser la parte más superficial de la epidermis es la primera en reflejar todos esos cambios que se están produciendo en nuestro cuerpo.
Cuando llega la menopausia, las secreciones sebáceas y sudoríporas se reducen por causa del envejecimiento de las glándulas sudoríporas y la regresión hormonal de las glándulas sebáceas. A medida que se producen las alteraciones en su equilibrio, se altera el film hidrolipídico; dando lugar a deshidratación, una pérdida de flexibilidad y la piel se vuelve tosca, propensa a la aparición de arrugas por la ralentización de la renovación celular.
Envejecimiento hormonal y cambios en la piel
Con la llegada de la menopausia, la estructura cutánea se debilita y el grosor de la piel disminuye, volviéndose frágil y vulnerable. Así, el colágeno se reduce aumentando las arrugas y perdiendo la firmeza que define los tejidos. Además, la pérdida de ácido hialurónico provoca deshidratación cutánea, lo que acentúa aún más los síntomas; especialmente debido a la alta exposición a radicales libres que acaban por matar la luminosidad.
Por otro lado, comienzan a darse insuficiencias que aceleran el envejecimiento celular. Así, la insuficiencia de irrigación celular y una microcirculación deficientes generan una textura no uniforme y pueden aparecer algunas rojeces y aumento de la sensibilidad porque los capilares se vuelven más frágiles y sus paredes se tornan menos elásticas con el paso del tiempo.
Además, la hiperseborrea puede aumentar y la síntesis de melanina se volverá más irregular aumentando los problemas de hiperpigmentación.
En realidad, los síntomas de este deterioro no se aprecian solo en la piel como en la pérdida de la masa muscular. También es habitual que aumente la pérdida del cabello, mientras aumenta el crecimiento del vello.
En el caso de los hombres, por ejemplo, es habitual apreciar un incremento de la grasa abdominal y del colesterol cuando comienzan estos cambios hormonales.
Síntomas del envejecimiento hormonal
Existen, como hemos visto, algunos síntomas comunes en el envejecimiento hormonal. La reducción de estrógenos, potencia que las capas de la piel sean más finas y desestructuradas, incapaces de retener la humedad en las células.
Así, la reducción de los niveles de estrógenos causa una ralentización del metabolismo, haciendo que se acumule azúcar en los tejidos y se deterioren las fibras de colágeno y elastina. Esta glicación produce una pérdida de firmeza. No en vano, en general, la dermis perderá fuerza en el tejido conjuntivo que mantiene unida y compacta la piel.
La deshidratación celular asociada al envejecimiento hormonal, es distinta a la deshidratación que se puede sufrir en cualquier momento de la vida. La deshidratación a nivel celular causa daños irreversibles en la piel porque se produce un choque osmótico que destruye la célula.
También a partir de cierta edad, se desajustan los ciclos de la piel y las hormonas; de forma que la protección diurna y la reparación nocturna no son tan eficientes. Así, se acelera el proceso de envejecimiento cutáneo al no poder repararse a sí misma lo suficiente.
Del mismo modo, el envejecimiento hormonal conlleva una pérdida de masa ósea, aumentado la fragilidad de los huesos y dando lugar a otros problemas, como la osteoporosis. A medida que se pierde la masa ósea en el rostro, la definición del rostro se va perdiendo, reduciendo la turgencia y facilitando que la piel quede descolgada, poco a poco.
Con la bajada progresiva de la progesterona y debido a su actividad antiandrogénica, puede llegar también un incremento de la seborrea y pueden aparecer algunos brotes como el acné.
Cómo combatir envejecimiento hormonal
Por suerte, en la actualidad cada día existen más estudios que nos ayudan a retrasar el envejecimiento prematuro y a controlar los cambios que se producen con el envejecimiento hormonal. La clave principal será reducir el déficit que se está generando en la piel mediante activos y tratamientos específicos.
Así, es importante reforzar la nutrición de la piel, incrementar la energía celular y reforzar las estructuras dérmicas; aportando antioxidantes y activos que combaten la desvitalización. Los productos y tratamientos deben tener una acción que compense las deficiencias naturales reconstruyendo las reservas hidrolipídicas, mejorando la hidratación, estimulando la regeneración y la actividad celular para restaurar el equilibrio cutáneo.
Al mismo tiempo, deben corregir los síntomas y afecciones del envejecimiento hormonal, refirmando, unificando textura y tono, mejorando luminosidad y revitalizando para reducir ese efecto de piel satinada o apagada.
Entre los activos más interesantes para ello, en la actualidad cada día surgen nuevos péptidos de distintas investigaciones que ayudan a intensificar estas funciones, pero encontramos activos clásicos para el tratamiento del envejecimiento hormonal como Vitaminas E, B6 y D, Flavonoides, ceramidas, aceite de jojoba, ginseng, té verde, germen de trigo, ácido hialurónico, retinol, alantoína, enzimas, mucopolisacáridos, aminoácidos, centella asiática, etc.