Intolerancias vs. Alergias alimenticias
En la actualidad, cada día son más las personas que desarrollan algún tipo de intolerancia o alergia a distintos compuestos o alimentos como parte de los cambios que vivimos generación tras generación en el sistema inmune y por los cambios en la alimentación, donde los alimentos procesados que no aportan los mismo nutrientes básicos para las reacciones químicas necesarias en el cuerpo.
Todo lo que comemos afecta a nuestro organismo y, recordemos, la piel es el órgano más grande del cuerpo por lo que no sorprende que los síntomas también lleguen hasta nuestra piel. Repasamos los síntomas y afecciones más comunes en la piel ante alergias e intolerancias alimentarias para poder identificar y prevenir algunas de sus consecuencias.
Diferencia entre intolerancia y alergia
La intolerancia alimentaria es una reacción adversa que genera el organismo ante el consumo de un alimento concreto; puede darse tanto a alimentos concretos como a la composición de algunos alimentos, como en el caso de la lactosa. Este tipo de intolerancias pueden ser genéticas y acompañarnos durante toda la vida o pueden desarrollarse a lo largo de la vida por distintos factores, como algunos tratamientos médicos.
Por su parte, las alergias alimentarias son reacciones del cuerpo al ingerir un alimento determinado que el sistema inmune rechaza, reaccionando con distintos síntomas como inflamaciones o brotes. En algunos casos la intolerancia es tan fuerte que puede provocarse una reacción incluso al tocar el alimento en cuestión.
Porque van y vienen…
Tanto las alergias como las intolerancias pueden aparecer y desaparecer a lo largo de nuestra vida, por lo que es importante prestar atención a los síntomas visibles en la piel ante cambios que podamos percibir cuando ingerimos determinados alimentos.
No en vano, la mejor prevención siempre está en escuchar a nuestro cuerpo aunque normalmente se nos olvide. Por suerte, hoy en día cada vez encontramos más productos y restaurantes especializados con las alergias para no acabar como Madison (Zoey Deutch) en Zombieland Double Tap.
Síntomas en la piel
Los síntomas en la piel difieren entre alergias e intolerancias, al igual que afectan de distinto modo en base al grado de alergia o intolerancia. En cualquier caso, habitualmente los casos más extremos son los primeros en detectarse, lógicamente.
Síntomas en alergias
En el caso de las alergias alimenticias, suele ser común sufrir picores, urticarias, ronchas, rojeces, eccemas o brotes de granos que pueden darse en cualquier zona del cuerpo, generando una deshidratación que se intensifica en casos de piel sensible o atópica.
Habitualmente, los síntomas suelen durar unos días, pero pueden llegar a ser muy molestos. Hay que prestarles atención porque si no se trata adecuadamente, tanto los síntomas como el control sobre el alimento, podemos llegar a provocar consecuencias crónicas por el círculo vicioso creado en la piel.
Existen muchos tipos de alergias a distintos alimentos, pero algunas de las más comunes en niños son la alergia a la proteína de leche o al huevo. Respecto a adultos, la alergia a los frutos secos es de las más comunes, seguido de los cereales, pescado, marisco o, incluso, a las legumbres.
Síntomas en intolerancias
En el caso de las intolerancias alimentarias, además de los signos internos como el malestar o la pesadez al consumir el alimento, a nivel externo también pueden darse algunos síntomas de granitos o piel más fatigada. En cualquier caso, evitando el consumo del alimento es fácil controlar y erradicar los síntomas.
Así, en el caso de la celiaquía se produce un desajuste hormonal al consumir gluten (intolerancia al trigo, avena, centeno, cebada, etc.) que puede dar lugar a rojeces o granitos a nivel externo, aparte de la deshidratación o, incluso, la aparición de alguna mancha.
En el caso de la lactosa, hablamos de una reacción al contenido de azúcar de la leche y la falta de la enzima lactasa que lo neutraliza cuando digerimos el alimento. En estos casos, cuando se ha consumido mucha lactosa de forma regular, se puede llegar a observar una piel fatigada, falta de luz, donde pueden notarse también signos de cansancio como las ojeras o la piel más opaca.
Por último, la fructosa de alimentos como las frutas, la miel o algunas verduras, es otra de las intolerancias alimentarias más comunes y se da cuando el intestino no absorbe de forma correcta la fructosa consumida de forma que se producen dolores de estómago y cansancio a nivel interno; a nivel externo, además de una piel apagada y deshidratada, también pueden producirse molestias, rojeces y picores, que pueden llegar a estallar en un brote acnéico o incluso generar una dermatitis crónica.