Maskné como concepto de moda
Veo el maskné hasta en la sopa. En realidad, no me parece el concepto más adecuado, porque tiene una clara referencia al acné que puede llevar a confusión dado que lo que ocurre en nuestra piel estos días es algo un poco más complejo y entenderlo es la clave para ponerle solución.
No obstante, hoy analizamos qué es el maskné, cuáles son las afecciones derivadas del uso de mascarilla y cómo podemos controlarlas.
¿Qué es el maskné?
Maskné es un nuevo concepto, un juego de palabras para referirse a todas esas afecciones derivadas del uso de mascarilla que causa agresiones a la piel y puede cambiar su estado y condición.
Maskné juega con las palabras “mask” y “acné” como si el acné fuese un derivado del uso de mascarilla cuando, en realidad, los brotes de acné son solo una de las consecuencias del uso de mascarilla que no se da siempre. Por ejemplo, es mucho más común sufrir deshidratación con su consecuente tirantez en la piel o un aumento de la sensibilidad y rojeces, debido al roce constante y a la falta de transpiración.
Otras de las consecuencias del uso de mascarillas en la nueva normalidad es en muchos casos una piel más apagada, con falta de luminosidad e, incluso, las inflamaciones de acné o de las rojeces pueden dar lugar a un aumento de la hiperpigmentación.
¿Cómo se produce el maskné?
El Maskné se produce por un cambio en la condición de la piel a causa del uso de mascarillas. Utilizar mascarillas incrementa la temperatura en la piel del rostro en la zona de contacto con la mascarilla, por el propio tejido y por el propio calor que desprendemos al respirar. Esto genera una oclusión en la piel.
Esta situación, provoca que se produzca una alteración en las glándulas sudorípadas, dilantando los poros y segregando sudor y sebo líquido en exceso que termina por ocluir aún más la piel. Si a esto le sumamos que aparte del roce se produce una peor oxigenación de la piel, podemos entender que es un entorno perfecto para la proliferación de bacterias. Un combo que termina por asfixiar la piel y mostrarla más apagada, falta de luminosidad.
Al no poder oxigenar la piel, se tiende a absorber los residuos de la superficie, infectando los poros con bacterias que generarán los brotes de acné asociados al maskné. Además, el roce constante con la piel, además de causar enrojecimiento y sensibilidad, ayuda a que la piel se deshidrate, llegando a generar inflamación como comentábamos al principio.
Reacción en cadena
Se produce entonces una acción en cadena causado por el deterioro del manto hidrolipídico que actúa como barrera de defensa natural en la piel, de forma que la piel es más propensa a sufrir las consecuencias de las agresiones del día a día.
Factores extrínsecos e intrínsecos como tus hábitos de vida (tabaquismo, medicación), la alimentación o el medio ambiente al que te expones (contaminación, cambios climáticos, etc.) también afectarán a la condición de la piel. Así, el estrés de estos días, potenciados por la incertidumbre y la intranquilidad sanitaria, económica y política de los países, también tienen mucho que ver con la evolución de los brotes de maskné que vemos estos días.
¿Cómo tratar el maskné?
Para tratar el maskné lo primero es buscar ayuda de un profesional que pueda diagnosticar la piel en base a la nueva condición para aplicar soluciones personalizadas en base a las necesidades concretas que se tengan en cada caso.
Para tratar los brotes de maskné es importante mantener una alta higiene facial, limpiando, tonificando y buscando productos que protejan, nutran e hidraten la piel. Recuerda elegir productos de textura ligera para intentar evitar ocluir los poros.
También debes incrementar el impulso con mascarillas y exfoliantes que te ayuden a retirar las células muertas de la piel, siempre evitando tratamientos demasiado agresivos que requieran especiales cuidados los días posteriores.
Mantener una dieta adecuada y saludable, con la ingesta de agua recomendada y evitando alimentos procesados y altos en grasas, será básico para mantener la piel libre de maskné.