Resistencia a los antibióticos, ¿qué debes saber?
La resistencia a los antibióticos es un hecho que preocupa a gran parte de la comunidad científica. España es el segundo país del mundo que más antibióticos consume y, sin embargo, no es un país en el que haya la misma proporción de infecciones tratables con antibióticos registradas; teniendo en cuenta a humanos y animales.
Esto desgrana un problema de base que provoca una resistencia a los antibióticos, de forma que cuando realmente son necesarios, nuestro cuerpo no responde al tratamiento. A pesar de los esfuerzos por controlar la toma regulada de antibióticos, por ejemplo, vendiéndolos solo bajo prescripción médica, aún son muchas las personas que se siguen auto-medicando; asumiendo riesgos que a menudo desconocen.
Para entender la gravedad del asunto, distintos medios ya recogían el año pasado que en España se producen cerca de 3.000 muertes causados precisamente por esta resistencia a los antibióticos. Cifras por encima incluso de los accidentes de tráfico y un número que se estima irá en aumento en los próximos años. De hecho, según la Agencia Española de Medicamento, se espera que si la corriente sigue así, para 2050 causaría más muertes que el cáncer.
¿Para qué sirven los antibióticos?
Los antibióticos son fármacos diseñados para combatir enfermedades bacterianas, no virus; por tanto, no son válidos para cualquier tipo de enfermedad que creas tener. Por ejemplo, la gripe es un virus y, por tanto, no deberían requerir antibióticos a menos que se esté dando un cuadro combinado con algún tipo de bacteria dañina.
De hecho, ten en cuenta que en el cuerpo convivimos con cientos de bacterias a nivel externo e interno y muchas de ellas son positivas o, incluso, necesarias para nuestro organismo como en el caso de la flora bacteriana.
Sabiendo esto, es lógico pensar que cuando tomamos antibióticos estamos atacando a todas las bacterias con las que convivimos, por lo que si bien a largo plazo podemos tener problemas de resistencia a los antibióticos, a corto plazo es probable que acabes con un cuerpo de “jota” (se me permita la expresión), porque te afectan a muchos más niveles de los que te imaginas.
Los antibióticos deben consumirse bajo prescripción médica tras detectar un problema con una bacteria que esté atacando al cuerpo y de la forma prescrita. Si acabamos el tratamiento antes de lo debido, podemos provocar una mayor fortaleza de la bacteria que atacará a un cuerpo debilitado por la toma de antibióticos.
¿Qué es la resistencia a los antibióticos?
La resistencia a los antibióticos se define como la capacidad de las bacterias para sobrevivir y fortalecerse ante los efectos de un antibiótico reduciendo la eficacia del fármaco. De hecho, como con la toma del antibiótico las bacterias más débiles serán las primeras en caer, las que quedarán serán las más fuertes que son las que transmiten sus genes en sucesivas mutaciones.
En realidad, es un fenómeno natural, ya que un germen siempre buscará la forma de sobrevivir; la toma irresponsable de antibióticos acelera un proceso paulatino hasta puntos que pueden ser muy peligrosos para la salud. Por eso, actualmente hay una tendencia a evitar en todo lo posible los antibióticos, ya que el abuso del pasado nos empieza a pasar factura como especie.
Para entender la importancia de la resistencia a los antibióticos, basta con ejemplo sencillo. Imagina una cirugía sencilla, de esas que hoy en día no suponen ningún riesgo para la vida. Ahora imagina una pequeña infección que es algo muy común y que puede darse en cualquier persona por miles de motivos distintos. Súmale una resistencia a los antibióticos y dará lugar a una infección severa que puede llegar a terminar con la vida del paciente.
¿Puedes acordarte de esto antes de auto-medicarte la próxima vez?