Baño relajante, mi secreto semanal
El momento del baño es un ritual que se ha empleado durante siglos tanto para tratar afecciones como para mejorar el estado anímico. Funciones curativas y purifica yes suman un plus a la higiene para crear momentos reconfortantes que son realmente necesarios dentro de la vida frenética que vivimos actualmente.
Quienes me conocen bien saben que para mí los baños relajantes son un ritual que me permite recargar pilas y dejar la ansiedad acumulada él durante la semana. Un baño semanal en el que aprovecho para realizar varias actividades relajantes que para mí son importantes porque es «mi momento solo yo» de la semana. Hoy te dejo las claves para que pruebes el baño relajante perfecto en casa.
Antes del baño
Para mí es muy importante preparar el baño relajante para crear un ambiente especial en torno al baño donde cada detalle esté cuidado, desde una limpieza de bañera a preparar todos los productos y activos que voy a utilizar durante el baño.
Un aceite aromático o un incienso puede ayudarte a crear ambiente; también me gusta incluir luz de velas para poner a tono la estancia. Por supuesto, no pueden faltar los productos cosméticos del tratamiento que me daré una vez en el agua y una botella de litro como mínimo de agua para combatir la deshidratación.
Un aspecto con el que soy muy estricta es con la temperatura del agua. A pesar de que me encanta el agua cuanto más caliente mejor, en el caso del baño demasiado calor puede resecar la piel y potenciar afecciones como la dermatitis. La temperatura corporal, en torno a 36 grados, es la temperatura óptima, aunque he de confesar que incluso en pleno agosto suelo poner el agua a unos 40 grados por mi gusto personal y le pese a quien le pese.
Llega el momento de incluir en el agua todas las propiedades que van a bañar la piel, dándola de beber para mejorar su aspecto. Normalmente no me gusta tirar de bolas de aceite o bombas de sales minerales de cualquier tipo, con los años he ido perfeccionando los productos que utilizo. Para mí son básicos los siguientes activos:
- Sales minerales de alta calidad. Ahora mismo estoy probando las sales de Epson (ya os haré una review), pero se trata de incluir sales minerales que nutran nuestra piel. Encontrarás sales formuladas con vitaminas extra, como vitaminas antioxidantes (ejemplo: vitamina E) y aceites esenciales, aunque prefiero elegir qué aceites esenciales utilizo en base a las necesidades que note en la piel o en el estado de ánimo.
- Aceites esenciales. Como comentaba, añadir unas gotas de aceites es muy nutritivo para la piel. Normalmente utilizo unas gotas de un aceite aromático y relajante como el de mandarina (también antibacteriano) o lavanda y unas gotas de aceites regenerantes como el de jojoba o el de rosa de mosqueta que son menos aromáticos, pero con propiedades muy interesantes para la piel.
- Espuma. Un baño que no es espumoso para mí es como una tortita sin nata, por lo que un buen jabón espumante dará un toque a tu baño que te ayudará a incrementar el relax y la sensación de limpieza
- Otros activos. En ocasiones me he visto escasa de recursos para mi baño ritual y en otras he notado que mi piel necesitaba un extra. Por ello y aunque me de un poco de vergüenza confesarlo, muchas veces añado especias al agua para aportar un plus de activos; por ejemplo, el zaatar te ayuda a bajar la inflamación y también puedes poner 2 bolsas de té en el agua para luego aprovecharlas sobre los ojos para despejar la mirada.
Momento baño
A la hora de tomar el baño también sigo mi pequeño ritual y (aviso) suelo acabar el baño con una ducha de agua fría para reactivar la piel y aclarar todo el potingue que dejo en el agua. Por ejemplo, suelo utilizar un bol aparte con agua para retirar las mascarillas, pero, aún así, siempre quedarán residuos en el agua.
Así, los primeros minutos aprovecho para relajarme. Puedes ponerte música para acompañar el momento; especialmente si eres complicada a la hora de aguantar un rato en el agua. Con un baño de 30 minutos es suficiente para disfrutar de las ventajas, pero he de reconocer que habitualmente paso más tiempo porque aunque sé que no es bueno me encanta y entre que aplico las mascarillas me puede dar incluso para ver una película.
El primer paso es higienizar, limpiando la piel de cuerpo y rostro; prosigo con una exfoliación facial y en los tiempos de exposición de las mascarillas aprovecho para exfoliar también el cuerpo. Suelo aplicar una mascarilla tratante para mi tipo de piel y acabo con otra hidratante que pueda combinarse con la anterior porque a pesar de que mi piel es más bien asfixiada tiene bastante falta de hidratación normalmente. Además, no te olvides de masajear o cepillar tu cabello con una buena mascarilla reestrcuturante (o adecuada a tu tipo de cabello).
Aunque quede poco glamuroso también utilizo este momento para retocar otros aspectos de higiene como cortar las uñas (qué no caigan en el agua por tu comfort), aprovechando que con el baño se quedan más blandas y es más sencillo de cortar.
Momentos post baño
Una vez tienes el cuerpo totalmente amodorrado y relajado por el baño, con la piel lo más perfecta posible por el tratamiento semanal, toca volver a la realidad con un buen aclarado con agua tibia o fría para reactivarnos (en mi caso amante del agua caliente más bien tibia). Quizás si tienes pensado salir sea interesante darte un jabonazo antes de salir, pero normalmente suelo hacerlo los domingos por la tarde para no tener planes luego.
Tras el baño, tan importante como desenredar tu cabello es aplicar cremas y serums en rostro y cuerpo para terminar de hidratar la piel (no olvides cerrar los poros con un tónico en el caso del rostro antes de aplicar el serum y la crema).
¿Te animas a probarlo? Está demostrado que el baño relajante mejora el estado anímico de las personas ayudándolas a ser más felices así que… ¿por qué no tener tu momento tú de vez en cuando?