Pacientes oncológicos: los cuidados de la piel y el cáncer
Como cada año, el 4 de febrero se celebra el Día Mundial contra el Cáncer, una enfermedad de primera magnitud que se estima afectará a uno de cada tres hombres y a una de cada cuatro mujeres a lo largo de la vida. Cuando una persona padece cáncer abarca todos los aspectos de la vida del paciente y condiciona desde su alimentación o hábitos de vida hasta el cuidado de su piel y cabello.
En la actualidad, los tratamientos han avanzado mucho, sin embargo, los efectos secundarios siguen siendo evidentes y la piel es un claro reflejo de ellos por lo que cuidarla adecuadamente puede marcar la diferencia. Como indicaba Aurora Guerra, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario 12 de octubre de Madrid, al medio especializado Cuidate +:
“La piel se vuelve sensible y seca. Necesita cuidados especiales y requiere cambiar los hábitos. En la higiene, por ejemplo, hay que utilizar sustancias simples, sin detergentes, (pueden ser en pastilla, gel, crema o leche), pero, siempre suaves para evitar la agresión de la piel. […] En estos casos conviene que la composición de las cremas sea sencilla porque, a mayor multiplicidad hay más riesgo de alergias y de intolerancias”.
Consejos de limpieza para el rostro de Laboratorio La Roche-Posay
Las terapias oncológicas producen efectos secundarios sobre tu piel que den lugar a molestias como que se vuelva áspera al tacto, tirante, tensa, con picor o incluso descamación, sobre todo en las parte de las extremidades. “Es importante prestar atención a estas señales y tratar de cuidar y mantener el confort de la piel; por ejemplo, puedes aplicarte nuestras cremas hidratantes para pacientes de radioterapia o quimioterapia”, como indica Carine Larchet, experta en dermocosmética y maquillaje corrector de La Roche-Posay.
En general recomiendan evitar el uso de toallitas desmaquillantes, los jabones naturales, los tónicos con alcohol o algunos aceites esenciales porque pueden irritar la piel sensible. En este sentido, el uso de la leche limpiadora puede ser una gran aliada, ya que es de los productos menos irritantes y más hidratantes a la hora de limpiar el rostro.
En este sentido, los expertos recomiendan utilizar jabones especiales para piel sensible que sean de un pH similar al cutáneo (de 5 a 5,5) procurando evitar el uso de sustancias detergentes y otras sustancias irritantes.
Afecciones de la piel más comunes en pacientes con cáncer
Según la Guía de cuidados dermatológicos del paciente oncológico de AEDV, las Alteraciones de las mucosas son una de las alteraciones más comunes en casos de quimioterapia o radioterapia en cabeza y cuello, cuyos primeros síntomas se aprecian en la mucosa de la boca que se vuelve roja y se acompaña de quemazón.
Aparte de la mencionada xerosis cutánea, o piel seca, el prurito cutáneo que genera picor es otra consecuencia lógica. En sus propias palabras “muchas veces es consecuencia precisamente de esa sequedad cutánea comentada en el apartado anterior; otras veces se debe al tratamiento y en otras ocasiones es por afectación de ciertos órganos internos (como ocurre cuando se está ictérico (piel amarilla) o existe disfunción renal)”.
La piel de personas con cáncer también puede sufrir úlceras por el propio tumor o por decúbito (ej. Zonas con mucha presión como en el caso de inmovilizaciones). También si has sufrido una colostomía puede crearse una dermatitis en la zona donde el orificio de la piel conecta con los órganos digestivo o urinario.
También se puede padecer linfedema en las extremidades (brazos y piernas) que según AEDV:
“generalmente es consecuencia de la extirpación quirúrgica de ganglios linfáticos (afecta al 5-56% de los pacientes a los 2 años de la cirugía) o de tratamientos radioterápicos en la zona. El sistema linfático es el encargado de hacer retornar el líquido que se produce en los tejidos periféricos al corazón y, si se altera, conllevará el acúmulo de dicho líquido progresivamente en las extremidades. Si el líquido se acumula se produce una hinchazón progresiva de la extremidad, con endurecimiento de la zona. Además de la sensación de pesadez puedes notar dificultad en la movilización del miembro y esa extremidad es más propensa a las infecciones.
Afecciones asociadas con el déficit de nutrición en la piel
Desde la Academia Española De Dermatologia Y Venereologia, nos muestran un pequeño esquema sobre cómo la deficiencia nutricional puede dar lugar a complicaciones en la piel y nos dejan algunos ejemplos:
- Vitamina A: tendrás piel seca, pérdida de pelo o folículos rasposos.
- Vitamina B3: (niacina) puede que padezcas pelagra, enfermedad caracterizada por las “3D”: Dermatosis + Diarrea + Demencia
- Vitamina C: puedes tener escorbuto y notarías color morado alrededor del folículo, sangrado o equimosis en piel y encías, alteraciones dentales o retraso en la cicatrización heridas.
- Tiamina: (vitamina B1) notarás debilidad, estreñimiento, cansancio, pérdida de apetito, etc.
- Vitamina B2: (rioflavina) notarás lesiones descamativas tipo dermatitis seborreica en region perioral, periocular y genital. También puede que tu lengua se vuelva lisa y tengas molestias oculares.
- Vitamina B6: (piridoxina) tendrás anemia e incluso convulsiones.
- Vitamina B12: tendrás anemia, alteraciones en la pigmentación cutánea, de uñas y alteraciones en la lengua.
- La falta de ácido fólico causaría pérdida de pelo difusa, descamación generalizada así como vómitos y alteraciones en la marcha (ataxia).
- La falta de calcio y vitamina D si bien tiene poca repercusión cutánea, aumenta el riesgo de osteoporosis y con ello el riesgo de fracturas óseas.
Consejos generales de cuidado de la piel en pacientes oncológicos
Por su parte, la Asociación Española Contra el Cáncer ofrece en su Guía de cuidados estéticos para el paciente oncológico una serie de consejos básicos y generales a tener en cuenta por personas que padecen cáncer, sea del tipo que sea. A saber:
- Ten especial cuidado al rascarte o frotarte la piel con las manos, cepillo o esponja.
- Al secarte la piel, es aconsejable no frotarla demasiado; secarla con pequeños golpes ayuda a mantener la hidratación en la piel.
- Depilarse con maquinilla eléctrica disminuye el riesgo de irritación y cortes.
- Conviene también evitar los depiladores químicos (por ejemplo: las cremas depilatorias).
- Aunque hay que mantener la limpieza e hidratación diaria de la cara, no es conveniente hacerse limpiezas de cutis. No obstante, si quieres someterte a algún tratamiento facial específico, consulta previamente con tu médico.
- Está totalmente desaconsejado cualquier tipo de producto exfoliante tanto facial como corporal.
- Trata de evitar collares, cadenas, aros, corbatas, elásticos o gomas de la ropa interior en la zona irradiada… es decir, aquellas prendas o materiales que puedan irritar la piel por el roce. Si notas molestias por la ropa, puedes utilizar prendas holgadas, de fibras naturales, como algodón o hilo, ya que son materiales poco agresivos para la piel y evitarán la aparición de picores y otros síntomas molestos.
- Protege totalmente del sol la zona radiada al menos durante un año tras el tratamiento. Si vas a exponerte al sol, la mejor protección es evitar el contacto directo, y para ello, puedes utilizar gorros, camisetas, prendas y complementos así como crema protectora con pantalla total. Evita la depilación en la zona irradiada.
- Conforme vaya avanzando el tratamiento notarás que el vello de esta zona va debilitándose poco a poco hasta llegar a desaparecer.
- La realización de tatuajes en la zona radiada está contraindicada siempre
Cuidados corporales específicos
En la Guía Práctica para los CUIDADOS ESTÉTICOS DE LAS MUJERES con Cáncer de Pulmón creado por Natura Bissé nos indican que para el cuidado del cuerpo, debemos tener en cuenta el estado de la piel de cara a mejorar el confort del paciente. Así para la limpieza corporal recomiendan duchas o baños no muy prolongados con agua templada y jabones de pH neutro similar al cutáneo.
También indican que es importante evitar rascar o raspar la piel con las esponjas, utilizando accesorios de máxima suavidad, así como “llevar a cabo un meticuloso aclarado y secar la piel con pequeños toques con la toalla”, de forma que se minimice el riesgo de irritación y reacción de la piel. En sus propias palabras:
“Tras la limpieza corporal, una buena hidratación nos ayudará a prevenir la sequedad y a evitar posibles picores o irritaciones. Es aconsejable hidratar la piel del cuerpo a diario (dos veces al día) con serums, cremas y lociones ricas en mantecas de karité y mango. Los aceites de rosa mosqueta y avellana, así como el aloe vera, la urea, las vitaminas E+F y los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA’S), poseen un alto poder para restaurar el nivel de hidratación cutáneo. Además, calman, regeneran y protegen la piel”.