Sobre alcoholismo en pleno siglo XXI
Muchos dicen que el alcohol es esa droga legalizada, al igual que el tabaco, que destroza nuestro cuerpo sin darnos cuenta. De hecho, las grandes asociaciones para la salud advierten que en la sociedad moderna no es necesario beber a diario para ser considerada una persona con problemas de alcoholismo.
En la actualidad, muchas personas desarrollan una dependencia del alcohol que puede incluso llegar a ser intermitente, pero no por ello deja de ser una adicción. Hay alcohólicos que pueden pasar días sin beber o incluso beber a diario de forma moderada, pero se trata de una adicción cuando necesitamos ese consumo, aunque nos parezca mínimo, para sobrellevar la rutina.
El alcoholismo no es una enfermedad que se pueda curar a base de medicamentos, por lo que es imprescindible realizar un seguimiento y tener mucha voluntad. Un ejemplo claro se aprecia en el llamado alcoholismo de fin de semana, una adicción que a pesar de que se de solo durante los fines de semana se convierte en un elemento imprescindible para dotar de sentido al tiempo libre.
La dependencia del alcohol es un problema serio que afecta a la salud porque se pierde la capacidad de decidir si bebe o no en determinadas situaciones, limitando la libertad y la capacidad de control. No hablamos de tomar algo de vez en cuando, ni siquiera de la regularidad, hablamos de la necesidad del consumo en nuestro día día o asociado a ciertos momentos de la semana.
Debes tener una cosa muy clara: cada vez que se bebe demasiado, se somete al organismo a un efecto negativo que altera su funcionamiento y que puede conducir a la dependencia del alcohol, además de provocar problemas de salud derivados del efecto tóxico del alcohol en el organismo, más allá de los síntomas puntuales como la resaca.
Razonas para dejar el consumo de alcohol
Existen muchas razones para controlar el consumo de alcohol, pero habitualmente no nos paramos a pensar en ellas hasta que es demasiado tarde y las primeras afecciones o enfermedades graves aparecen. Algunas de las razones por la que es importante plantearse reducir o dejar su consumo son:
- Impacto cerebral. El consumo de alcohol produce una reducción cerebral progresiva, por lo que si la situación se prolonga en el tiempo se verán afectadas las capacidades cognitivas. De hecho, físicamente destruye la libido y causa alteraciones hormonales en la mujer, pudiendo llegar a sufrir disfunción eréctil en el caso de los hombres.
- Fallos del corazón. El consumo de alcohol aumenta la presión sanguínea y debilita la musculatura cardiaca y la capacidad de bombear sangre por lo que se producen fallos en la circulación y microcirculación de la sangre.
- Daños en el estómago. El alcohol aumenta la producción de ácido gástrico e incrementa el riesgo de padecer cáncer y esofagitis.
- Cirrosis hepática. Grandes dosis de alcohol dañan la salud del hígado, por lo que se incrementa el riesgo de padecer hepatitis alcohólica, hígado graso e ictericia, según indican los expertos.
Cómo controlar el consumo de alcohol
Lógicamente, decir no al alcohol es tan complicado como cualquier otra adicción (dicen aquellos que entienden que, de hecho, es uno de los peores monos y de los más desagradecidos de cara al esfuerzo social). Uno de los mecanismos recomendados por los expertos es proponerse diariamente, como reto, no consumir una gota de alcohol.
Debes tener en cuenta que, como al dejar cualquier adicción, tu entorno puede entenderte y apoyarte, pero no lo hagas por ellos, hazlo por ti. Ellos no asumen la responsabilidad de dejar el hábito, por más que quieran apoyarte, por lo que debes hacerlo tú mismo y por ti mismo, buscando apoyo, pero no excusas o motivos, esos los debes tener claro desde el principio.
También existen algunos parches que, utilizados bajo supervisión médica, pueden ayudarte a controlar la ansiedad por el alcohol en los casos más extremos.
Las autoridades sanitarias han establecido unos límites máximos sobre lo que sería el consumo ocasional, donde los hombres tendrían el límite diario de consumo en 40-48 gramos de alcohol puro, mientras las mujeres tienen fijado el límite entre los 20 y 24 gramos diarios.
Veámoslo de un modo más sencillo: 10-12 g de alcohol puro equivalen a: Una copa de vino, una cerveza, una copa de cava o un vaso de vino dulce, mientras que una copra de licor, whisky, anís, ginebra, coñac, los típicos cócteles o los típicos cubatas combinados se considera que aportan más o menos el doble, es decir una copa equivale en torno a 20-22 gr.