Peeling y cuidado de la piel, todo lo que necesitas saber
Cuando hablamos de aplicar un peeling en la piel, habitualmente lo asociamos a una exfoliación, a esa rutina, probablemente semanal o mensual según la necesidad de tu piel, por la cual se eliminan las células muertas acumuladas en todo tu cuerpo. La realidad es que el peeling permite observar resultados rápidamente con un aspecto más radiante y, además, al eliminar las células muertas y restos acumulados en la piel de forma profunda, prepara la piel para tratamientos posteriores, mejorando la penetración de los activos aplicados después como en el caso de las mascarillas.
Es un tratamiento de gran versatilidad ya que puede aplicarse en cualquier tipo de piel, utilizando unos u otros activos y concentraciones distintas en base a las necesidades de cada persona. Hoy analizaremos algunos de los puntos más importantes a la hora de elegir un peeling u otro para nuestra piel en base a las necesidades y aquello que pretendamos conseguir con él.
Los objetivos reales del peeling
Si bien la aceptación sobre la efectividad del peeling para eliminar los restos acumulados en la piel, incluidas células muertas, es un uso comúnmente conocido, el peeling es mucho más según cuál sea su composición. Los objetivos principales del peeling habitualmente son corregir, eliminar residuos acumulados e hidratar y proteger la piel, algunos de ellos son directamente tratantes para combatir imperfecciones. De ahí que tras su aplicación notemos la piel más suave, uniforme
Por ejemplo, tras el periodo post-vacacional ciertos peelings pueden ayudar a la hora de borrar las señales de la exposición prolongada al sol no solo por la exfoliación de las células muertas, sino por el poder de regeneración que tienen algunos de los activos que se utilizan habitualmente en las formulaciones.
La exfoliación, dentro de la cosmética, es un producto esencial que nos ayuda a eliminar las células muertas de la piel y dejar a las nuevas lucir radiantes.
Elegir el peeling adecuado para cada necesidad
Algo imprescindible para acertar a la hora de elegir un tipo de exfoliante u otro es comprender los distintos tipos de peelings que existen y para qué sirve cada uno de ellos. Dependiendo del tipo de piel y del tipo de peeling utilizado los resultados serán distintos, así como el tiempo de recuperación de la piel o el periodo que debe transcurrir entre un peeling y otro.
Por otro lado, proteger con una crema tratante tras el peeling, apliques o no mascarilla tras el tratamiento de exfoliación, ya sea con o sin factor de protección solar según el momento del día, para proteger la piel de los agentes externos al ser una zona temporalmente sensible.
Principalmente, podemos diferenciar entre peelings químicos y enzimáticos.
1. Peeling Químico
Mejora y suaviza la textura de la piel del rostro, ya se realice de forma independiente o combinada con otros tratamientos. Se utiliza para tratar las arrugas y/o eliminar imperfecciones como manchas faciales o cicatrices, especialmente en el rostro donde tienen un efecto rejuvenecedor visualmente más impactante.
Es un procedimiento de rejuvenecimiento de la piel en el que se aplica una solución química con el fin de eliminar las capas exteriores dañadas, por lo que tiene un interesante efecto a la hora de regenerar la piel tras periodos de alta exposición solar, por seguir con el ejemplo de antes.
Las capas de piel que quedan de la superficie tras este tipo de peeling son más nuevas por lo que es normal que la piel se aprecie más suave y rejuvenecida. Para este tipo de peelings químicos, existen algunos activos básicos para la exfoliación que suelen estar presentes en la mayor parte de ellos. A saber:
- Ácido alfa hidróxido: los alfahidroxiácidos o AHA se utilizan en distintas concentraciones. Los más comunes son los ácidos glicólico, láctico, málico, cítrico y tartárico.
Ácido retinoico: Su uso está destinado a la renovación de las células y la disminución de las arrugas. - Ácido salicílico: suele utilizarse en tratamientos de acné, pieles grasas y renovación de células, gracias a su efecto queratolítico y antibacteriano.
Además, el tratamiento se puede realizar a diferentes profundidades (suave, medio o profundo) según la fórmula química utilizada para cada caso. En este sentido, los peelings químicos profundos tienen mejores resultados, pero, los tiempos de recuperación son más largos por lo que no están indicados ni para todos los tipos de piel ni para todos los momentos.
Veamos algunos detalles de los peelings químicos en base a la profundidad con la que actúan:
- Exfoliación superficial. Indicado para eliminar la capa externa de la piel conocida como epidermis. Se puede utilizar para tratar las arrugas finas, el acné, el tono desigual de la piel y la sequedad. Al ser tan suave, es posible realizarla una vez cada 7-10 días, según la respuesta regenerativa de la piel. El ingrediente más común en este tipo de exfoliaciones es el ácido glicólico, un derivado de la caña de azúcar.
- Peeling medio. Elimina las células de la piel que conforman la epidermis, llegando hasta la capa media de la piel o dermis. Puede tratar las arrugas, borrar las cicatrices del acné y corregir el tono desigual de la piel. En este caso el periodo entre un peeling y otro debe ser mayor, llegando a un peeling cada 3-4 semanas, y es completamente imprescindible que se tomen precauciones con la incidencia de los rayos solares al menos durante una semana. El más conocido es el ácido tricloroacético.
- Exfoliación profunda. Elimina células de la piel, llegando a la capa inferior de la dermis. Son tratamientos tan fuertes que no deben ser aplicados en casa sin tener a mano la experiencia de un profesional. Habitualmente son pautadas por profesionales o incluso doctores para arrugas más profundas, cicatrices o elementos precancerosos. El más popular es el peeling de fenol, un ácido capaz de aclarar también la piel; de hecho, es tan fuerte que la piel puede perder la pigmentación durante un tiempo y a protección solar total debe tomarse muy en serio por lo menos las dos semanas posteriores que será el tiempo mínimo de recuperación para volver a un estado de piel normalizado.
La zona T es la zona la más delicada del rostro a excepción de ojos, cuello y escote, por lo que la aplicación en esta zona será la última a nivel facial, especialmente en el caso de los peelings químicos o muy agresivos. De hecho, en esta zona es probable que se incrementen los picores, molestias o, incluso, la propia descamación de la piel, especialmente en casos de piel grasa, seborreica y acnéica.
2. Peeling enzimático
El peeling enzimático es uno de los tratamientos de exfoliado más suaves que existen, por lo que se suele utilizar en rutinas en casa independientemente del tipo de piel, así como en las pieles más sensibles, oscuras o incluso con acné para ser lo más respetuosos posibles con la piel. De hecho, está especialmente indicado para personas cuya piel es sensible a los ácidos.
Se basa en el uso de productos naturales como aloe vera, calabaza, piña y otras frutas, cuyas enzimas vegetales son capaces de penetrar en la piel, deshaciendo las uniones existentes entre las células muertas y haciendo que se desprendan sin dañar las células vivas y sin dañar la piel, lo que reduce el enrojecimiento.
Los exfoliantes mecánicos más comunes incluyen microfibras, hojas de exfoliación adhesivas, exfoliantes elaborados con micro-perlas de plástico, papel crepe, hueso de chabacano molido o cáscara de almendras, albaricoque, cristales de azúcar o sal, piedra pómez, así como materiales abrasivos como esponjas, cepillos, esponja vegetal, etc. Pero pueden diferenciarse principalmente en dos tipos de exfoliación:
- Con bolitas sintéticas o de huesos machacados que rascan, eliminan y levantan por fricción las células muertas. Estos gránulos tienen que tener una forma redondeada para que no dañen ni produzcan cortes en la piel. Se aplica con la piel húmeda, masajeando el rostro durante unos minutos y haciendo más hincapié en las aletas de la nariz para posteriormente aclararlo con agua. La piel queda suave, libre de células muerta y luminosa.
- También suele presentarse en el formato de una crema pastosa de gránulos que ayudan al arrastre o gel líquido. Los gránulos se pegan a la piel y, una vez seca, se desprende. Entre sus beneficios, elimina las impurezas y células muertas de la superficie de la piel, desobstruye los poros, ablanda los comedones y reduce su aparición para que su extracción resulte más fácil. También cierra los poros dilatados, elimina el exceso de grasa y brillo, suaviza la piel y aclara el color y tono.
Al ser un peeling tan suave, no necesita ningún tiempo de recuperación y no daña las células vivas. Además, al no contener ningún tipo de ácido, los peelings enzimáticos dejan el PH de la piel equilibrado, por lo que no tienen ningún tipo de efecto secundario y son útiles a la hora de limpiar los poros y evitar la formación de espinillas. Están especialmente recomendados para prevenir reacciones alérgicas y combatir la sequedad en la piel.
Mejora la textura y el tono eliminando las células muertas y es útil para aliviar la sequedad, evitando la apariencia escamosa de la piel. Por otro lado, el peeling enzimático, aumenta la oxigenación y estimula el crecimiento de nuevas células, además de reducir la exposición a las toxinas.