#ActivosCosmeticos: aceite de jojoba, piel y cabello siempre perfectos
En una época de la historia en la que los aceites naturales como los de Rosa de Mosqueta o el aceite de Argán cobran tanto auge, me ha parecido interesante dedicar un apartado especial para hablar de otro de los aceites esenciales muy utilizados en cosmética y del que, porbablemente, no sabemos tanto como de los otros dos mencionados: el aceite de Jojoba, conocido por poseer propiedades emolientes, hidratantes, antioxidantes y calmantes.
Un producto del que el primer aspecto destacable es que su uso tiene que ser moderado pero prolongado en el tiempo para disfrutar de todos sus beneficios. No es tóxico, ni irrita la piel, es no comedogénico y no provoca alergias, pero por utilizar más podemos saturar la piel sin necesidad.
El aceite de jojoba es un activo muy interesante de conocer, especialmente en lo que a cuidados para el cabello y para la piel se refiere, debido, principalmente, a sus propiedades restauradoras y acondicionadoras. En la piel, protege las capas superficiales frente a las fuertes radiaciones de sol (punto especialmente interesante en esta época del año, mientras que aplicado en el cabello, proporciona mayor brillo y suavidad.
Por entrar un poco en detalle, el aceite de jojoba penetra con facilidad en la piel, dejando una sensación de suavidad y mejorando los niveles de humedad en la piel, ya que regula el paso de agua del interior entre capas, por lo que ayuda a prevenir las arrugas. También son conocidas sus propiedades como tratamiento cosmético natural contra las espinillas, puntos negros, seborrea, irritaciones, sarpullidos y otras afecciones de la piel.
Por su parte, en el cabello el aceite de jojoba tiene la capacidad de disolver el sebo, de forma que es eficaz a la hora de tratar los cabellos grasos ya que, además, también tiene la capacidad de regular la producción de ese sebo al penetrar en cada pelo, estimulando el crecimiento rico y abundante del cabello.
Además, tiene una vida útil bastante elevada, dado que no se oxida con facilidad ni adquiere malos olores, como sí ocurre con otros tipos de aceites vegetales, por lo que no es de extrañar que tantos laboratorios cosméticos la tengan en cuenta a la hora de crear formulaciones nuevas. El aceite de jojoba es biodegradable, anti-bacteriano, nada tóxico, con un liviano aroma que esconde omega 6 vitamina E y ácido linoleico, conocidos por sus beneficios a la hora de potenciar la regeneración de las células y la prevención del envejecimiento prematuro de los tejidos gracias a la protección que otorga frente a los radicales libres.
Gracias a sus propiedades es un gran hidratante con la ventaja de que no deja sensación grasa, debido a que concentra grandes cantidades de ceramida; sus compuestos activos también crean una barrera protectora contra los desequilibrios en el pH de la piel, principales responsables de la pérdida de los niveles de humedad.
A la hora de distinguirlo se caracteriza por su particular color oro brillante, aunque la mayor parte de sitios donde lo encontramos están tan refinadas que tienden a ser transparentes. En este sentido, te recomiendo, como siempre, que a la hora de comprar un aceite natural esencial te fijes en los porcentajes de pureza. De todas formas, como ya expliqué en el caso del aceite de argán, al no ser graso, si lo pruebas y ves que no se absorbe inmediatamente sabrás que está mezclado y que no es puro.
El aceite de jojoba nace a partir del proceso de prensado en frío de las semillas de la planta Simmosdia chimensis (con forma de arbusto ramificado) y cuyo origen la sitúa en los desiertos norteamericanos de Sonora y Mojabe. Es una planta que se adapta perfectamente a los cambios climáticos, no necesita excesiva agua para mantenerse viva y puede llegar a alcanzar más de 4 metros de altura.