Rutina facial de invierno: ¿Cómo cuidar tu piel en invierno?
El periodo hibernal se aproxima y, con él, llega un nuevo cambio de clima y de rutina que afectará al estado de la piel. En invierno, los días cada vez más cortos dan paso a un clima cada vez más frío que potencia estar en sitios cerrados para resguardarnos del clima.
Rojeces, sequedad, arrugas y brotes de acné o hipersensibilidad son algunas de las afecciones asociadas al frío. Repasamos qué ocurre en tu piel, por qué y cómo combatir las afecciones asociadas al invierno para conseguir una buena rutina facial de invierno.
¿Cómo afecta el frío a la piel?
La rutina facial de invierno debe tener en cuenta las condiciones a las que se somete la piel. La bajada de las temperaturas afecta al sistema circulatorio de forma que se contraen los capilares dando lugar a una vasoconstricción que puede reducir la oxigenación y la nutrición celular.
El propio frío también afecta a las capas más externas de la piel, de forma que ayudan a minimizar los poros. De esta forma, la piel excreta menos cantidad de sebo de forma que se altera la capa hidrolipídica de la piel que, al final y al cabo, es nuestra barrera de protección natural de la piel.
De esta forma, la piel se deshidrata con mayor facilidad y la piel puede verse más apagada que en otros momentos del año. De hecho, es muy típico que las pieles secas y sensibles (o las zonas más secas de la piel) sufran rojeces y picores, llegando a sufrir descamación.
Por tanto, el principal problema del clima de invierno es la combinación de las bajas temperaturas, con el viento y la alteración en la humedad del ambiente que pueden provocar una sequedad extrema que derive en daño a la piel en formato de distintas afecciones.
El frío, además, afina la capa córnea de la piel que visiblemente puede identificarse como los primeros síntomas de la piel seca. Por este motivo, las pieles finas suelen ser las que más sufren las consecuencias del frío.
¿Cómo afecta el cambio de hábitos del invierno?
Durante el invierno, es habitual protegerse del clima entrando en sitios con calefacción. Los sistemas de calefacción también afectan a la piel porque resecan el ambiente de forma que también acaban por resecar más la piel.
Además, estos cambios bruscos de temperatura se acentúan por otras agresiones externas como la polución en el caso de las personas que viven en las grandes ciudades que puede provocar un taponamiento de los poros; lo que, objetivamente, acelera el envejecimiento celular prematuro. Así, se altera, aún más, la capa hidrolipídica y pudiendo llegar a causar afecciones derivadas como acné o hipersensibilidad.
Por otra parte, en invierno solemos proteger mucho más nuestro cuerpo con prendas que protejan del frío. Así, pieles con sensibilidad deben tener mucho cuidado con los tejidos que eligen para no causar más irritación en la piel. Por supuesto, es interesante proteger las zonas más expuestas al clima, como la cara o las manos.
Todo esto será importante a la hora de crear nuestra rutina facial de invierno.
¿Cómo cuidar la piel en invierno?
Parece lógico pensar que en invierno debemos adaptar la rutina de belleza para conseguir cubrir las necesidades reales de la piel. La hidratación será clave para cualquier tipo de piel, así como un cuidado suave adaptado al clima de nuestra zona.
Veamos el decálogo de tu rutina de belleza en invierno:
- Evitar el contraste extremo de temperatura. Esto implica evitar duchas con el agua demasiado caliente para no potenciar la alteración de la piel y utilizar productos esencialmente hidratantes.
- Protege las zonas expuestas. Protege labios y manos con productos específicos como bálsamos labiales o cremas reparadoras que ayuden a combatir sequedad y grietas. Evita utilizar productos agresivos en ellos para no maltratar más la piel.
- Durante invierno, debemos seguir aplicando SPF para evitar daños solares, especialmente si vamos a la montaña o a lugares de nieve donde la luz es doblemente peligrosa al reflectarse en el blanco de la nieve. En invierno, además, tomar el sol unos minutos al día es importante para mantener un buen nivel de vitamina D y evitar otros problemas derivados.
- Cuida las defensas con una dieta adecuada que mantenga un equilibrio entre las calorías y los nutrientes. Así, las frutas (como cítricos altos en vitamina C o el plátano que aumenta el sistema inmune gracias al selenio) y verduras (altas en fibras y nutrientes como los espárragos, la calabaza, el brócoli o las alcachofas) cobran más protagonismo para mantener un nivel de vitaminas y nutrientes alto.
- Aunque con el frío tengamos menos sensación de sed, es importante controlar la ingesta de agua para no descuidar esa deshidratación típica del frío. Puedes ayudarte de infusiones para tomar algo que aporte calor e hidratación, entre otras propiedades.
- Dentro de la rutina de cuidado, además de incrementar la hidratación, debemos reforzar la rutina de cuidado con un impulso semanal que incluya mascarilla y peeling para ayudar a mejorar la oxigenación de la piel. Debes tener cuidado con el peeling si la piel es muy sensible y elegir productos adecuados (por ejemplo, el ácido láctico te ayudará a hidratar y suavizar dentro de un peeling químico, etc.).
- Dentro de la limpieza facial de la rutina facial de invierno, podemos sustituir geles o aguas micelares por leches limpiadoras que son más hidratantes y no resecan la piel como puede ocurrir con otros tipos de limpiadores; especialmente si llevan tensioactivos.
- Elegir ropa que permita la transpiración de la piel, para evitar que se acumule sudor y bacterias en la piel que pueda sensibilizar o crear brotes. Además, el sudor acumulado por una mala transpiración puede dar lugar a otros problemas de salud como los famosos catarros.
- Aprovecha esta época del año para realizar tratamientos en los que no se puede estar cerca del sol, como en el caso de tratamientos despigmentantes, tratamientos muy agresivos o, incluso, activos más agresivos como los retinoides que contribuyen a frenar el envejecimiento prematuro, pero que dejan la piel demasiado sensible para épocas de alta solación según cómo se utilicen.
- Una vez más, la constancia será la clave en la rutina facial de invierno para mantener una piel cuidada y en perfecto estado durante el inverno y las temperaturas frías. Un 60% de la eficacia de los cosméticos pasan por una rutina de casa, por lo que de nada sirve realizarnos un tratamiento muy agresivo si la primera base de belleza no la tienes demasiado asentada en tu rutina.