Mitos de Belleza, leyendas urbanas en el cuidado de la piel
Dentro del mundo de la belleza existen opiniones y mitos más o menos ciertos que pueden crear confusión sobre el cuidado realmente necesario para la piel. No entender bien el estado y la condición de nuestra piel o utilizar productos no adecuados son parte clave del éxito o fracaso de la rutina diaria.
Repasamos algunos mitos en torno al cuidado de la piel y el sector de la belleza para ayudarte a comprender mejor el proceso de envejecimiento de tu piel y evitar caer en errores comunes que mermen la eficacia de nuestra rutina de belleza.
La piel seca está deshidratada y la piel grasa no necesita hidratación
Una confusión habitual dentro de la belleza es confundir la piel seca con una piel deshidratada. La piel deshidratada es aquella que tiene falta de hidratación; esto es, falta de humedad en la piel (o, dicho de otro modo, bajos niveles de agua dentro de la cuota hídrica necesaria).
La piel grasa o seca se refiere a la cantidad de lípidos que hay en nuestra barrera de defensa natural de la piel. Así, en una piel grasa encontramos exceso de sebo, mientras en una piel seca se produce menos lípidos de los que requeriría la capa hidrolipídica para estar equilibrada.
De este modo, todas las pieles pueden estar deshidratadas, siendo grasas, secas o combinadas (lo que comúnmente se conoce como piel mixta) en base a su producción lipídica y no en base a sus niveles de hidratación.
Tengo alergia, pero no puede ser la crema porque es hipoalergénica
Los productos cosméticos siguen rigurosos canales de fabricación y testado donde se pretende garantizar un uso seguro de producto. Sin embargo, se pueden dar muchas situaciones por las que un producto de alergia: como sensibilidad a un compuesto, un cosmético caducado o que se haya puesto malo por el paso del tiempo (bacterias, sol, humedad, etc.).
Cuando un producto cosmético es hipoalergénicos significa que está testado exhaustivamente y que su formulación contiene ingredientes que habitualmente se sabe que no producen reacciones alérgicas.
La legislación obliga a incluir en los envases la composición de los productos para que se pueda consultar si contiene algún ingrediente al que sabemos que somos sensibles o alérgicos; por lo que si algún activo no te sienta bien, es importante revisar siempre la lista de ingredientes.
Los productos anti-edad no son para piel madura
Hay una creencia sobre los productos antiedad o anti-aging sobre cuándo empezar a utilizarlos. Existe la creencia generalizada de que debemos incorporar activos y cosmética antiedad cuando la piel es madura y, por tanto, los signos de la edad comienzan a ser visibles.
Nada más lejos de la realidad, el proceso de encvejecimiento se inicia mucho antes y cuando aparecen los síntomas sobre la piel podemos controlar su evolución, pero no dar marcha atrás en el envejecimiento. Por ello, es importante adaptar las rutinas a las necesidades de la piel y no olvidar que el envejecimiento prematuro puede arrancar en la década de los 20 a los 30 años.
Así, antes de esta edad es suficiente con aplicar activos cosméticos que hidraten y traten pequeñas afecciones en capas superficiales, mientras que a partir de esta edad es importante controlar cómo evoluciona la piel para empezar a incorporar activos anti-aging.
Lógicamente, a medida que avanzamos en edad, los activos deberán ser cada vez más eficaces y atacar en capas más inferiores de la piel. Con especial atención a partir de la menopausia que genera desórdenes hormonales y se produce una aceleración del proceso de envejecimiento de la piel.
Haga lo que haga, la genética manda
Si bien es cierto que nuestra genética determina en alto grado nuestra condición de la piel, se sabe que en su estado influyen factores igual de determinantes. El ejemplo se puede observar claramente en personas gemelas de todo el mundo con grandes diferencias en la piel según sus hábitos de vida.
Así, evitar la exposición solar descontrolada, mantener una rutina adecuada y constante o hábitos de vida como fumar o la exposición a la polución son algunos de los factores externos que determinan la velocidad de envejecimiento de la piel.
Por ejemplo, el tabaco potenciará los poros sucios con comedones, tomar el sol acelerará el envejecimiento y traerá como consecuencias la aparición de manchas o el estrés que potenciará la pérdida de colágeno y elastina.
Evidentemente, la genética ayudará o no a sufrir más o menos afecciones en la piel, pero el cuidado diario sigue siendo la clave para mantenerla en un estado saludable, más allá de nuestros genes.
El serum puede sustituir la crema
Hay algunos casos muy contados en los que se puede sustituir la crema de noche por el serum, pero lo habitual es que sus funciones sean complementarias y que no se pueda prescindir de uno de ellos.
El serum es más ligero y actúa en capas más profundas de la piel que la crema; como posee una concentración de activos más fuerte es perfecto para tratar afecciones concretas en la piel. Por su parte, la crema tiene una función protectora, actúa en capas más superficiales de la piel y, por tanto, es fundamental para evitar que las agresiones externas mermen la calidad y condición de la piel. Por ello, los serums no llevan protección solar como sí las cremas, por ejemplo.
El ideal siempre será aplicar primero el serum sobre la piel limpia para tratar las imperfecciones y finalizar con la crema que proteja a nivel externo la piel.
Tengo que usar SPF siempre, así que no tengo crema de noche
Siempre debes utilizar protector solar, incluso en días nublados o en invierno siempre que vayas a exponer la piel al sol durante el día, pero por la noche NUNCA debes utilizar protector solar.
Las cremas con SPF contienen filtros químicos y físicos que se quedan en la superficie de la piel para protegernos del sol. Existen estudios en vías de desarrollo que apuntan a que el uso de un protector solar químico durante la noche puede tener el efecto contrario al deseado y desajustar la producción de melanina (provocando la aparición de más manchas); aunque aún está por determinar oficialmente.
Además, estos productos con SPF pueden taponar los poros por la noche o crear alergias en pieles sensibles ya que el protector solar es uno de los cosméticos más difíciles de retirar durante la fase de limpieza facial.
Por otro lado, dado que la función durante el día es proteger y por la noche reparar, los activos que incluyen las cremas de día y de noche son diferentes. Por ejemplo, una crema 24 horas (que se puede utilizar de día o noche) o una crema de día no pueden contener ciertos activos como los retinoides que son perfectos para las cremas de noche porque pueden sensibilizar la piel ante otras agresiones.
Si no me maquillo, puedo saltarme la limpieza
Grave error. El maquillaje no es lo único que ensucia la piel. La contaminación a la que nos exponemos cada día en el ambiente, así como la grasa y las toxinas generadas por el estrés o el sudor se acumulan en la piel, obstruyen los poros y dificultan las funciones vitales de la piel.
Olvidar la limpieza facial provoca que la piel no pueda realizar correctamente la renovación celular, de forma que no se reparará de las agresiones externas y no tendrá una buena oxigenación, lo que dará lugar a una piel opaca y apagada; especialmente en el caso de la piel cetrina de los fumadores. Esto, lógicamente, acelerará el proceso de envejecimiento y hará que los activos que se apliquen en la piel no penetren de forma adecuada.
Ya asumimos que no podemos salir de casa sin protección solar durante el día incluso en invierno, ahora toca entender que la limpieza es parte de la salud de la piel que te ayudará a mantener los poros limpios y evitar más dilatación de la necesaria por causa de la suciedad acumulada.