Una historia de botones y cajas de galletas
Marisa Hernández, fundadora y diseñadora de eme jewels, nos abre una pequeña puerta hacia su interior, hacia su infancia y nos habla de una moda que le impactó desde pequeña y que explica mucho sobre su «joya estrella».
Desde niña me llamaban mucho la atención los botones y la moda.
Recuerdo que mi abuela tenía una caja de galletas, de ésas redondas y grandes, de metal, llena de botones diferentes.
Me encantaba jugar a ordenarlos por tipos, ver sus colores, imaginármelos sobre prendas… Y siempre pensé que podían ser amuletos especiales, que podían ser mucho más que un toque final de una chaqueta, que podían «arruinar» la camisa más bonita del mundo o hacer que fuera la más especial.
Además de mi abuela, mi tía Anita también cosía. Nos hacía a mi hermana y a mí vestidos preciosos y es una persona que cuida muchísimo cada detalle. Sin duda, es una de mis personas favoritas y la moda y la costura nos pueden tener conversando un largo rato.
Cuando creé esta marca de joyería tuve muy claro que los botones formarían parte de ella, que se convertirían precisamente en amuletos de valor, pues irían en plata o en oro.
Empecé con pulseras tipo casual, para diario y mezcladas con cuero, seguí por vestir las orejas y lancé los pendientes, luego presté atención a los hombres y nacieron los gemelos de botón y, por último, he lanzado la versión en anillo que estará próximamente disponible en la web.
Es un sello muy personal, un homenaje a la moda y sobre todo al trabajo minucioso y artesanal donde cada detalle cuenta, donde poner un pequeño broche puede hacer que algo pase de ser normal a ser diferente y especial.