Cuida tu voz, solo tienes una
Nuestra voz es una herramienta fundamental que nos permite comunicarnos con los demás. Un instrumento básico en la forma en la que nos relacionamos con los demás y a la que rara vez prestamos atención a menos que nos dediquemos profesionalmente a utilizar la voz como mecanismo de trabajo.
Sin embargo, el cuidado de la voz y la mejora de la dicción nos ayudará tanto a evitar patologías como a ganar seguridad y comodidad a la hora de relacionarnos con nuestro entorno.
Por ejemplo, los nódulos de cuerdas vocales están relacionados con el uso continuo de la voz, pero también se puede desarrollar afonía o disfonía si no se cuida adecuadamente, especialmente en el caso de personas que utilizan la voz como herramienta de trabajo como en el caso de profesores, vendedores o locutores.
¿Qué influye en tu voz?
En nuestra vida diaria encontramos muchos factores que dañan nuestras cuerdas vocales y faringe. Además de obviedades como el tabaco o la inhalación de ciertas sustancias como polvo, humo o gases nocivos (típicos en lacas, tintes, etc.), también el alcohol o algunos medicamentos pueden afectar a cómo suena nuestra voz.
Además de este tipo de hábitos asociados a efectos dañinos sobre la salud, encontramos otros factores que nos hacen ponerla en riesgo como el consumo de comidas o bebidas fuertes o demasiado calientes o frías; ten en cuenta que con la comida pasa un poco lo mismo que con los cambios bruscos de temperatura o los ambientes extremos con mucho calor o frío. Además, estas situaciones extremas nos hacen recurrir a elementos que pueden perjudicarnos aún más, como en el caso del aire acondicionado o la calefacción que pueden resercar y crear afecciones o irregularidades en la voz.
Como factores de riesgo que influyen en la salud de tu voz, también debemos tener en cuenta aquellos lugares donde forzamos la voz como en el caso de un ambiente muy ruidoso o determinadas situaciones como el estrés que también pueden alterar nuestro habla.
Controlando la voz para evitar daños
Aparte de los factores externos, también encontramos algunos malos hábitos que pueden causar tanto afonía (pérdida total de voz o incapacidad de hablar temporal) como disfonía (trastornos de la voz que no suponen una pérdida total del habla como la ronquera). Así, respirar por la boca contribuye a disminuir la calidad de la voz, por lo que debes respirar por la nariz para filtrar partículas y evitar la entrada directa del aire en la garganta.
Del mismo modo, debemos intentar no forzar la voz. Ten en cuenta que cuando hablamos más alto de lo normal podemos irritar la mucosidad que recubre los pliegues vocales y aumentar la fatiga de los músculos de la laringe. Así, debemos intentar no gritar frecuentemente o no hablar susurrando constantemente para no forzar la voz ni al alza ni a la baja durante largos periodos de tiempo.
Mucha gente no sabe que es importante no hablar mientras se realiza una actividad física importante para nosotros, no solo por el sofoco, sino también para cuidar la calidad de nuestra voz.
Cómo mantener una buena salud vocal
Parece sencillo decir que no forcemos la voz en un mundo frenético donde no siempre es posible. Sin embargo, es importante mantener algunos hábitos que nos ayuden a mantener la calidad de la voz como beber aproximadamente litro y medio de agua diario en pequeños sorbos para mantener la hidratación de la garganta y controlar el uso y tiempo que utilizamos la voz para intentar no forzarla, estableciendo periodos de descanso.
También es importante la postura. Para mantener una postura corporal correcta de cara a la voz debemos mantener la espalda recta, de forma que se reduce la tensión muscular en la columna, permitiendo un mejor control sobre el aire que utilizamos al hablar. En este punto, cabe recordar que las comas y los puntos escritos también existen cuando hablamos y, respetar estas pausas, te ayudará a no forzar tanto la voz.
Lejos de lo que se pueda pensar, el típico carraspeo o tos previa a un discurso es un elemento perfecto para irritar y dañar más tu garganta, por lo que debes evitarlo siempre que sea posible. Se trata de controlar el buen estado de todos los elementos que entran en juego a la hora de hablar; por ejemplo, las bebidas excitantes como el café o la coca-cola nos alteran el sistema nervioso de forma que se altera el ritmo respiratorio y puede afectar a nuestra voz.
Una forma de mantener la voz en perfecto estado, además de los consejos que hemos visto a lo largo del texto, es realizar ejercicios vocales de forma regular como estiramientos del cuello, de las cuerdas vocales y de la laringe para mejorar la respiración como giros paulatinos en el cuello o tarareos suaves por la mañana para despertar los músculos incluidos en el habla.