Cosmética natural vs. cosmética tradicional
En la actualidad, los productos cosméticos mantienen activos cosméticos cada día más innovadores y ajustados a las distintas necesidades de la piel. Los productos de cosmética natural ganan terreno cada día ante la cosmética que tradicionalmente veníamos consumiendo de forma masiva las últimas décadas.
Sus diferencias tienen pros y contras, pero debemos distinguir bien los distintos tipos de cosmética que se dan en la actualidad para evitar sentirnos engañados (por ejemplo con la diferencia entre cosmética natural y ecológica) u optar por productos que no sean adecuados a nuestras necesidades: no solo por tipo de piel, también en base a nuestros hábitos de vida.
Grosso modo, la cosmética natural busca respetar el equilibrio natural de la piel y su proceso de regeneración con ingredientes de origen natural que son compatibles naturalmente con el pH. Por su parte, la cosmética tradicional o convencional suele incluir ingredientes sintéticos como los derivados del petróleo o los perfumes.
Cosmética natural vs. cosmética tradicional
En general, encontramos algunos detalles que nos hacen entender las diferencias entre la cosmética natural y la cosmética tradicional. Por ejemplo, la cosmética natural posee ingredientes extraídos de distintos aspectos del mundo natural como aquellos de origen vegetal (como aceites o resinas), animal (como leche o miel) lo mineral (como arcillas o sales).
La cosmética convencional, por su parte, utiliza no solo este tipo de activos de origen más natural, pero también incluyen ingredientes cuyo origen son la síntesis química como péptidos o ingredientes derivados del petróleo (parafinas, siliconas), conservantes, colorantes, perfumes, etc. Normalmente los activos químicos sintetizados como los péptidos suelen tener una acción más agresiva, para lo bueno y para lo malo. En general estos derivados sintéticos son una clara pista de que no se trata de cosmética natural aunque entre sus ingredientes tenga algunos ingredientes naturales.
Sus resultados suelen ser más potentes, pero también pueden ocasionar más alergias que en el caso de la cosmética que trabaja solo con activos naturales. Por ejemplo, los conservantes pueden generar alergias, pero también permiten que los productos duren más tiempo antes de ponerse en caducar. Algo similar ocurre con los perfumes, ya que la cosmética tradicional suele tener en cuenta los aromas que hacen más agradable el uso, pero que, realmente, más allá del reclamo comercial no tiene porqué garantizar mejores resultados.
Existe una confusión, principalmente causada por el márketing de la cosmética natural, que alienta a pensar que la cosmética tradicional utiliza componentes prohibidos o que se testa en animales, pero, en la actualidad, en la mayor parte de los casos no es así. De hecho, desde el Reglamento (CE) Nº 1223/2009 sobre los productos cosméticos, se prohíbe la experimentación en animales desde el año 2013.
Hoy en día no es necesario testar en animales, por lo que muchos productos de cosmética tradicional no testan en ellos, del mismo modo que ninguno lleva componentes prohibidos porque hay una legislación que se encarga de controlarlo. Lo que sí puede ocurrir es que se utilicen componentes permitidos, pero restringidos a ciertos porcentajes para garantizar la seguridad de quien lo usa, sin tener en cuenta la suma de todos los productos que consumimos a lo largo del día.
Cosmética natural vs cosmética orgánica o ecológica
Es interesante mencionar que la cosmética natural no tiene porqué ser ecológica, aunque muchas veces se utilice como un plus para destacar contra los competidores. Por ejemplo, es muy habitual encontrar productos naturales que reclaman tener activos ecológicos, pero que luego vengan en envases de plástico, etc. La cosmética ecológica busca ir un paso más allá, buscando envases biodegradables o procedentes del reciclaje.
La cosmética natural se diferencia de la cosmética orgánica, ya no por el origen de los ingredientes que utiliza, sino por cómo ha sido el proceso de fabricación y de dónde se obtienen los ingredientes. Este problema reside principalmente en que el término «natural» es cosmética no está bien regulado y se ha convertido en toda una herramienta de márketing.
Los productos realmente naturales deben indicar el porcentaje de ingredientes naturales o ecológicos que incluyen para evitar cualquier tipo de publicidad engañosa. La cosmética orgánica, por tanto, no incluye solo activos naturales, sino que cuenta con certificados que demuestran tanto que los activos son en su mayoría orgánicos y que los procesos de fabricación son realmente sostenibles.
Además, actualmente, los requisitos para obtener la certificación de la cosmética orgánica natural cada vez es más estricta precisamente para evitar esos engaños o abusos al consumidor.Normalmente suelen exigir un mínimo de porcentaje de ingredientes de agricultura ecológica, donde se hayan obtenido mediante procesos que no incluyan fertilizantes o herbicidas químicos, etc. Más allá de que no contengan conservantes sintéticos o colorantes.
Así, un cosmético puede considerarse “natural” cuando está compuesto por un 90%* por materias primas naturales de origen vegetal y animal.