Consumidores y cosmética en el siglo XXI
En la actualidad, los hábitos de los consumidores están cambiando y cada día somos más exigentes. En el caso de la cosmética podemos observar claramente esta tendencia, donde cada día se valora más la claridad sobre los activos y los procesos de producción responsables; la marca is clinical es un buen ejemplo, con la claridad sobre sus activos cosméticos como uno de los símbolos de identidad de la firma.
En un mundo revolucionado donde las necesidades del cuidado de la piel aumentan y las menores escapadas dan lugar a otro tipo de ocio, la cosmética puede ser uno de los grandes beneficiados; no en vano, España ya exportaba más cosméticos y perfumes que vino o aceite en 2019 según el informe de Luxury and Cosmetics financial factbook de EY.
Saber lo que compras
Entender las etiquetas y conocer los activos y sus funciones cada día es más demandado gracias al incremento de información disponible; lo que, desde mi punto de vista, es un arma de doble filo.
Por un lado, buscamos productos más seguros; sabemos lo que son los parabenos, escapamos de los EDTA y vamos reduciendo, poco a poco, sustancias no demasiado beneficiosas o, incluso, peligrosas como colorantes o petroquímicos. También reclamamos ingredientes de mayor calidad, aunque no siempre es sencillo identificarlos.
Por otro, encontramos una guerra por activos y péptidos exóticos que puede dar lugar a confusión sobre los activos y los resultados. Las costosas investigaciones y la adquisición de materias primas de baja producción puede encaecer mucho el precio de los productos sin tener realmente claro el incremento de la efectividad.
Cosmética responsable
El asesoramiento es uno de los puntos claves de unos consumidores cada vez más concienciados con la necesidades específicas de su cuerpo, así como la conciencia social; es una de las tendencias de las que más se escucha hablar y que tiene como resultado un incremento de la popularidad de firmas que testen la eficacia de los productos (recordemos que los estándares de salud son pobres en este aspecto y se centran en la seguridad), así como utilizar fórmulas con activos responsables.
De hecho, lo que comenzó como un interés por los productos naturales y orgánicos ha derivado en un interés por más aspectos como la ecología o el comercio justo. Sin embargo, no siempre es sencillo saber qué tenemos entre manos, especialmente cuando buscamos productos innovadores y altamente desarrollados.
Para ello, existen certificados que puedes encontrar junto con otros símbolos como el periodo de caducidad, por el que podrás saber si realmente es un producto vegano con ingredientes orgánicos, si ha sido testado en animales o si procede del comercio justo. La lista llega a ser interminable porque cada día hay mayor competitividad en este sentido.
Compras de cosméticos online
Poco podemos decir que no hayas pensado ya sobre cómo la compra online se ha convertido en parte de la rutina tras los periodos de confinamiento. Las firmas que quedaban por sumarse al mercado digital han encontrado la forma de estar presentes para adaptarse a los nuevos hábitos de los consumidores.
En general, el público busca compras seguras donde se respeten sus derechos como consumidor; cada día comprende más la importancia de adquirir los productos de canales oficiales para asegurar la calidad y el buen estado, además de exigir una información completa de los productos de una forma oficial y accesible de cara a la confianza.
Las compras online de cosméticos han ganado auge dada la nueva situación en la que antiguos gestos como probar un producto con una brocha común o no esterilizada probablemente tardarán mucho tiempo en volver a verse (si acaso vuelven). Si los desarrollos digitales como los probadores virtuales terminan por encontrar la fórmula para ayudar en este sentido, puede que la experiencia en la tienda tradicional se reinvente muy pronto.