Cómo combatir el sudor excesivo
El sudor es un proceso natural con múltiples beneficios para el organismo como regular la temperatura corporal o expulsar toxinas. Aproximadamente se compone por un 95% de agua y por un 5% de sustancias como toxinas o sales minerales. El problema aparece cuando una sudoración excesiva o la acumulación de bacterias genera imperfecciones estéticas o malos olores. Para ello hay distintos mecanismos como la iontoforesis que combaten esa sobre-estimulación de las glándulas sebáceas.
Pero… ¿qué es la iontoforesis? Se trata de un tratamiento que utiliza corriente para bloquear las glándulas que producen el sudor que actualmente puede realizarse en centros especializados o incluso en el domicilio con máquinas específicamente diseñadas para ello. La iontoforesis es un método que tiene múltiples usos, pero se ha revelado eficaz en sesiones no invasivas para regular la producción de sebo sin necesidad de recurrir a métodos muy invasivos o, incluso, quirúrgicos. Lógicamente el tipo de corriente que se aplica determinará la eficacia del proceso así como la potencia, por lo que dependiendo de la gravedad de la hiperhidrosis puede ser aconsejable visitar a un experto antes de elegir un tratamiento u otro.
Como indican desde la empresa Drisoec, especializada en problemas de sudoración, las axilas, las palmas de la mano o los pies son las principales partes del cuerpo donde se aprecia ese exceso de sudoración que a ves llega a afectar al autoestima de las personas en los casos más graves o donde se produce excesivo horror, seguido de las zonas íntimas y la cabeza que, también pueden llegar a condicionar las relaciones sociales de quienes lo padecen, especialmente en el caso de una sudoración con exceso de olor, ya que habitualmente el sudor no posee olor, sino que la acumulación de bacterias genera ese indeseable compañero para quienes lo sufren.
En las manos, por ejemplo, no suele apreciarse olor como sí ocurre en otras zonas como las axilas. Esto se debe a que hay distintos tipos de glándulas a la hora de producir el sudor. Algunas de ellas, además de ese agua y minerales que comentábamos, el sudor también contiene en ciertas zonas lípidos, feromonas y deshechos del organismo que, en contacto con las bacterias que todos tenemos en la piel de forma natural, reacciona y es cuando produce el fatídico aroma, en ocasiones desagradable.
Los problemas de exceso de sudor se dan con cualquier edad aunque es cierto que hay épocas de la vida en la que las personas son más propensas a sufrir este tipo de problemas como la adolescencia con las alteraciones hormonales, al igual que durante la menopausia. Durante la vejez, por ejemplo, las glándulas sudoríporas se deterioran de forma que se deben buscar tratamientos específicos más suaves e hidratantes de lo que admiten otro tipo de pieles o edades, ya que este deterioro afecta a la regulación de la temperatura y, por ello, nuestros mayores tienen mayor riesgo de sufrir ataques de calor, por ejemplo, en verano.
En condiciones normales sudamos si la temperatura es elevada, al realizar ejercicio físico o en determinadas situaciones como el nerviosismo o el estrés. En este sentido, se debe distinguir entre si es un problema grave que requiera técnicas más complejas como el botox o aquellos problemas de sudor temporales que se pueden solucionar con un antitranspirante específico para la zona en cuestión a tratar como aquellos que absorben el exceso de flujo de sudor o los que están más orientados en neutralizar los malos olores.