#AFONDO Pieles acnéicas

Este mes, dedicamos tiempo a hablar del acné, una afección de la piel que afecta a un gran número de personas, a pesar de lo que pueda parecer a priori según los últimos estudios en este campo. Se trata de una afección común de la piel que provoca espinillas y granos que aparte de ser estéticamente desagradables pueden llegar a dejar cicatrices en la piel que, de no tratarse a tiempo, puede provocar marcas y manchas de forma permanente.
El acné es una alteración que afecta al folículo pilo-sebáceo produciendo una inflamación por obstrucción del poro, acompañado de un proceso infeccioso. Se localiza principalmente en el rostro, el cuello, la espalda, el pecho y los hombros y, como seguramente sabes, es común en momentos en los que las hormonas se ven alteradas como en el caso de los adolescentes y los adultos jóvenes con mayor incidencia entre los 12 – 24 años de edad.
Las causas por las que una piel puede sufrir brotes de acné son bastante variadas, pero principalmente los expertos apuntan a tres situaciones clave:
- Alteración de la glándula sebácea. Puede ser en cantidad o calidad, condicionando el medio de cultivo de gérmenes y bacterias (como la bacteria Propionibacterium acnés), además de ser irritantes para la dermis.
- Hiperqueratosis. Se trata de un aumento de la capa córnea que dificulta la salida de la grasa al exterior de la piel, pudiendo incluso taponar el folículo por completo y dando lugar a inflamaciones y espinillas.
- Reacción inflamatoria. La mayor cantidad de grasa en el folículo y la alteración en la composición de la piel, como en el caso de la acumulación de bacterias, causan una reacción inflamatoria en la dermis donde se produce que puede dar lugar a un brote acnéico.
Estas situaciones tienen diversas causas y a día de hoy, no están establecidas las causas universales de los brotes de acné, si bien están relacionados con una serie de factores como:
- Genético. Se reconoce la predisposición y, de hecho, hay menor incidencia en la raza negra. También se sabe que tiene mayor incidencia en el sexo femenino aunque los casos suelen ser de mayor gravedad en el masculino.
- Hormonales. La glándula sebácea tiene una clara regulación hormonal, por lo que alteraciones en los niveles de andrógenos, estrógenos, progesterona condiciona alteraciones en la secreción. Los andrógenos pueden irritar la glándula.
- Alimenticias. Cada vez se tiene más claro que este es un factor que no desencadena el proceso, pero si está comprobado que el consumo de grasas saturadas, dulces… va a favorecer la secreción sebácea.
- Nerviosas. Existe una estrecha relación entre el sistema nervioso y endocrino, situaciones de estrés emocional pueden alterar la glándula sebácea.
- Climáticas. El aumento de la humedad ambiental en la piel muy queratinizada hace que se hinche la queratina y tapone el folículo. El descenso de temperatura vuelve la grasa un poco más densa y dificulta su salida. El exceso de sol origina una hiperqueratosis que puede taponar el folículo.
- Utilizar sustancias comedogénicas como medicamentos, cosméticos, maquillajes… (esto es que taponan el poro).
Por otro lado, debemos entender que existen distintos tipos o niveles de acné que es interesante mencionar para comprender hasta qué punto puede llegar o no la gravedad del brote de acné que se esté sufriendo. A saber:
- Comedónico. Se forma un tapón en el folículo pilo-sebáceo que puede ser claro (punto blanco) u oscuro (punto negro). El primero se debe a un tapón de queratina que no consigue salir al exterior, mientras que en el segundo a pesar de que tiene el orificio abierto, la grasa es más densa, con los restos de queratina, la oxidación exterior hacen que tenga ese aspecto oscuro.
- Pápulo o pustuloso. La glándula sebácea sigue produciendo grasa, pero, al no tener salida, se produce una reacción inflamatoria a nivel dérmico en la piel, por lo que se aprecia un enrojecimiento, elevación o inflamación e, incluso, un dolor localizado (pápula). Según la fase del acné se podrá aprecias cómo aparecerá una cabeza blanca con pus que es lo que se conoce como pústula. Esta lesión afecta a la dermis superficial.
- Nódulo o quístico. Si la inflamación aumenta en el caso anterior llegará a afectar a la dermis más profunda, provocando un mayor enrojecimiento y produciendo más dolor, aunque a nivel externo no parezca mucho más grave que en el caso anterior. Es posible que la lesión se rompa en el interior, infectando la piel y dando lugar a un caso más severo de acné que puede llegar a necesitar atención médica. Por eso se dice que es importante no presionar las lesiones acnéicas, porque ayudamos a que se rompa la bolsa hacia dentro y podemos potenciar el brote.
- Conglobata. Se trata de un tipo de acné múltiple que surge por la unión de varias lesiones del grado anterior. Puede llegar a provocar abscesos y dar lugar a incómodas fístulas. Se da un grado de infección importante que requiere tratamiento médico por parte de un dermatólogo especialista.
A la hora de tratar las afecciones por acné, sean del tipo que sean, es importante combatir la inflamación y congestión de la piel que puede dar lugar a las temidas manchas por hiperpigmentación, entre otro tipo de marcas, con activos como la raíz de regaliz, manzanilla u óxido de zinc, entre otros.
Otro de los factores clave para controlar la aparición de acné en la piel será regular la producción de sebo, pero no mediante la extracción, sino con productos que regulen realmente. En cuanto a qué productos utilizar podrás encontrar muchos activos adecuados en este sentido como el eucalipto, el pino o el extracto vegetal de levadura.
También es importante reequilibrar el Ph de la piel con una buena hidratación (como con colágeno marino) y controlar el proceso de queratinización de la piel (con ácido glicólico o láctico, por ejemplo), mejorando su regeneración.