#ActivosCosméticos Ceramidas, el cemento básico de la barrera de la piel
En el especial de Activos Cosméticos de este mes hablamos de las ceramidas, un tipo de lípidos intercelulares que ayudan a la cimentación celular. Actualmente forman una parte fundamental de muchas cremas, bases de maquillaje, mascarillas y otros productos cosméticos gracias a su capacidad para mejorar la estructura y mantener la hidratación.
La cosmética ha encontrado en las ceramidas un gran aliado a la hora de crear formulaciones porque ayudan a retrasar y controlar el envejecimiento celular. También colaboran como barrera protectora ante agentes externos dañinos como la contaminación, los rayos solares o los cambios de temperatura.
¿Qué son las ceramidas?
Las ceramidas se dan de forma natural en el cuerpo humano y se degradan con el paso de los años, deteriorando la calidad de la piel y perdiendo elasticidad; ya que colabora a mantener el tejido epidérmico. Técnicamente, se pueden definir como un cemento lipídico intercelular que ayuda a reforzar la función de permeabilidad de la piel.
Se puede decir que las ceramidas se encargan de mantener unidas las células para evitar sequedad en los tejidos; de esta forma, afectan de forma directa a mantener la hidratación y los niveles de humedad en la piel y en el cabello. Por esto es interesante en productos dirigidos para casos de piel seca, dermatitis o soriasis.
Los primeros síntomas cuando se desequilibra la función de las ceramidas es la sequedad, que puede apreciarse principalmente en la piel, las uñas y en el cabello. Por ejemplo, en el cabello se aprecia bien cuando disminuyen las ceramidas porque se pierde fuerza, brillo, suavidad y, en general, se aprecia más reseco. En el caso de la piel, su falta, aparte de la tirantez típica de la sequedad o la formación de líneas, puede provocar irritación al deteriorarse la barrera protectora de la piel y otras afecciones; como acné, eccemas, rosácea, etc.
Propiedades de las ceramidas en la piel
Seguramente ya habrás deducido que las ceramidas son interesantes para mantener en buen estado la barrera protectora natural de la piel; no en vano, hay algunos estudios que indican que las ceramidas pueden llegar a formar en torno a un 50% de esta barrera que protege frente agresiones externas.
Al ayudar a mantener la estructura de la piel, permite mantener la firmeza y la elasticidad, de forma que se controlan signos del envejecimiento como la aparición de líneas de expresión y arrugas. En esto, tiene especial importancia su capacidad para aumentar y retener la hidratación en la piel, reduciendo la pérdida de agua trans-epidérmica.
Así, las ceramidas ayudan a fijar el agua en la piel a medida que actúan de barrera contra agentes dañinos; el resultado es una piel suave; reduciendo la aspereza gracias a su capacidad emoliente.
Ceramidas en cosmética
En realidad, existen distintos tipos de ceramidas, como las ceramidas de tipo I, II o III. Este último suele ser el más común dentro de la cosmética; ya que actúa en bajas concentraciones que es de origen vegetal o biotecnológico y que es soluble en aceites en torno a los 90°C (por lo que es relativamente sencillo de emulsionar). Dentro del uso cosmético, las más usadas tras la del tipo III con las de tipo II, VI y IX.
Normalmente, la industria cosmética utiliza ceramidas de origen sintético, mucho más estables que las de origen natural y que poseen un coste mucho más alto de producción.
Dentro de las formulaciones cosméticas, suelen aparecer como ceramida AP, EOP, NG, NP o NS. También puedes encontrar precursores de las ceramidas en ingredientes como la fitosfingosina o la esfingosina.