#ActivosCosmeticos Agua de Aciano, el aliado de tu abuela
Resulta curioso como poco a poco volvemos a los clásicos y el Agua de Aciano es un buen ejemplo. Muy utilizado hace unas generaciones, vuelve a la actualidad gracias a sus propiedades para distintos productos cosméticos. Hoy reparamos las propiedades y usos de este activo cosmético que te sorprenderá.
El Aciano, también conocido como azulejo, es una mala hierba que puede alcanzar una altura de un metro y posee una bonita flor de un tono azul-violáceo intenso muy suave al tacto. No en vano, de las hojas de sus flores podemos aprovechar múltiples propiedades.
El Agua floral de Aciano (Centaurea cyanus) es un activo botánico que surge del extracto de del aciano que es conocido desde tiempos inmemoriales por su capacidad calmante. Además, se sabe que desde el siglo XVI se ha utilizado como remedio popular para tratar algunos problemas de la vista. De hecho, en Francia se le conocía como eau de casselunettes (agua de gafas rotas) en referencia a esa capacidad de ayudar con los problemas de la vista.
¿Qué es el agua de aciano?
El Agua de Aciano es un extracto botánico obtenido de la destilación por vapor de las flores de la planta de Aciano, pero al no ser un formato de aceite mantiene una concentración menor del activo y permite la aplicación directa sobre la piel sin necesidad de rebajarse en la formulación.
La planta florece entre primavera y verano y, además de ser relajante, sirve para descongestionar los ojos y zonas irritadas, por lo que se puede aplicar sobre pieles sensibles y reactivas como aquellas con tendencia a acné o hipersensibilidad gracias a su efecto antinflamatorio, calmante y drenante de la piel.
También posee propiedades astringentes, suavizantes, calmantes y antialérgicas para la piel, por lo que es un activo natural muy versátil. De hecho, contiene cianina, centaurina, mucílagos, flavonoides, taninos y abundantes sales minerales.
¿Qué propiedades y usos tiene el agua de aciano?
Ya hemos comentado algunas de las propiedades del agua floral de aciano, pero veremos ahora en profundidad en qué consisten y cómo actúan.
El agua de aciano es astringente, por lo que popularmente se ha utilizado como tónico para cerrar los poros después de la limpieza facial diaria. Este activo permite, además, equilibrar el pH de la piel, por lo que se utiliza en muchos productos para pieles con acné para calmar la inflamación y ayudar en la limpieza de los poros.
Precisamente esa capacidad calmante de la piel tan utilizada por nuestras abuelas, permite ayudar a controlar la rojez, algo muy típico de la piel sensible y es especialmente útil en el caso de cambios bruscos de temperatura que alteran la piel como en el caso de frío extremo.
Las propiedades antiinflamatorias del agua de aciano permiten también drenar la piel. Aplicándola de forma directa, permite calmar la irritación y descongestionar el rostro, sobre todo los ojos, que se suelen ver más afectados por la inflamación.
Usos tradicionales y en cosmética
Al igual que el agua de rosas o el agua termal, el agua de Aciano se utiliza como complemento de tratamientos de belleza y de cuidado de la piel. De hecho, es muy habitual encontrar este activo botánico tan popular en cosméticos destinados a desmaquillar los ojos; además de los tónicos que mencionábamos anteriormente.
El aciano mejora también la microcirculación y la resistencia de los capilares, rebaja la inflamación ocular y potencia la regeneración de la capa vascular de la retina. Por eso, ayuda a mejorar la agudeza visual y aporta mucho alivio para la vista cansada. Dentro del cuidado de ojos, cabe destacar que también se aplica en baños oculares y colirios para tratar afecciones inflamatorias como la conjuntivitis, la inflamación de los párpados o los orzuelos.
En ocasiones, también se utiliza directamente sobre la piel, donde cabe destacar que si se mantiene a una temperatura baja, se llega a duplicar su capacidad descongestionante y drenante.
En su versión más tradicional y ruda, también puede tomarse en infusión para prevenir infecciones y problemas digestivos o de retención de líquidos.
Gracias a la combinación de su efecto astringente, antibiótico y antiinflamatorio se suele utilizar para calmar dolores dentales, llagas o daños en las encías como sangrado o irritación.