Visita a la Cooperativa femenina marroquí de Aceite de Argán
El aceite de argán se ha convertido en uno de los ingredientes más deseados en cosmética por sus múltiples propiedades cosméticas y terapéuticas.
El árbol de argán, crece en las zonas áridas y semi-áridas del Sud-oeste marroquí, principalmente en la zona del Atlas, donde tuve la ocasión de conocer de primera mano el proceso de elaboración para conseguir todos los beneficios del conocido como oro líquido marroquí.
El argán viene de un árbol con un tronco corto y ramas espinosas. Los frutos esconden almendras oleosas, estas almendras que guardan la mayoría del aceite de Argán.
Es el árbol que habrás visto mil veces con cabras en sus ramas si has estado por la zona. En Marruecos, las cooperativas femeninas dedicadas al aceite de argán y la gran variedad de productos artesanales que se realizan con ellos han conseguido sacar de la pobreza a más de 400 mujeres de forma estable, como reflejaba un estudio oficial en 2013; cifras que van creciendo cada año.
Por eso, durante mi viaje por Marruecos este verano, no he podido evitar dedicar unos minutos a conocer de cerca un trabajo cuyos conocimientos y técnicas vinculadas al argán fueron declaradas como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por las Naciones Unidas en 2014.
Según nos explicaron, la recolección del fruto y su transformación en aceite y pasta son parte de la cultura Bereber, aunque también, ya hoy en día, de la cultural rural general de la región, asociado a un trabajo de producción doméstica de las comunidades de la zona; su madera se utilizaba como combustible o para elaborar utensilios y muebles.
El Aceite de Argán, rico en tocoferoles, es interesante para la regulación del colesterol por su contenido en ácido oléico y es un poderoso antioxidante gracias a la Vitamina E que captura los radicales libres y reduce la oxidación.
En cuanto a las propiedades dietéticas del Aceite de Argán, aparte del poder antioxidante, reduce la hipertensión, estimula la capacidad intelectual y facilita la digestión.
Por su parte, entre sus propiedades cosméticas, el Aceite de Argán se puede utilizar para el cabello, fortaleciéndolo y dando brillo y flexibilidad. Basta con aplicar una pequeña cantidad por todo el cabello, dejarlo actuar unos minutos y lavar de forma habitual para notar los resultados, aportando mucha hidratación.
El aceite de argán puro, es muy utilizado en la zona para tratar las irritaciones de la piel, uñas débiles, eczemas, estrías, quemaduras, psoriasis o, incluso, la varicela. Tiene alto poder regenerante, aportando elasticidad y revitalizando la piel.
El proceso se basa en un trabajo manual de alto respeto con el medio ambiente que comienza cuando las cabras comen la cáscaras más externa del argán.
A continuación, se recogen los restos de las semillas de argán, protegidas por una segunda cáscara que las cabras no llegan a comer y se machacan para sacar, finalmente, la semilla.
Después de la recolección, algunas se tuestan y otras se dejan en crudo. Las primeras, serán adecuadas para los aceites de argán comestibles, mientras que los segundos serán perfectos para productos cosméticos, como norma general. El tostado ayuda a resaltar su sabor a nueces y toque a fruto seco.
Como truco para identificar el aceite de argán puro de uso cosmético, nos indicaron que nos fijásemos en la absorción del aceite, ya que, como pude comprobar, no era nada graso. Sin embargo, al mezclarlo con otros aceites más baratos se convierte en un producto con mucha menor absorción (nos comentaron durante el viaje que se llega a mezclar con aceite de girasol porque el color es similar para abaratar el precio).
En cualquiera de las dos versiones, las cooperativas femeninas de Marruecos trabajan de forma artesanal, utilizando herramientas de piedra para aplastar las semillas como puedes ver en las imágenes, de forma que se va generando una pasta que posteriormente es tratada para generar los productos de argán, desde el aceite cosmético o para consumo, como los jabones, pastas para desayunos o cremas de todo tipo cuando se combina con distintas plantas.
Para conseguir el conocido aceite de argán cosmético, por ejemplo, se mezcla lo obtenido con agua, añadiendo cierta cantidad cada cierto tiempo mientras se deja cocer.
Un trabajo muy pesado que se ha mejorado poco a poco introduciendo avances tecnológicos en algunas explotaciones. No en vano, se necesitan 100 kg de frutos para producir un solo litro de aceite de argán, lo que le convierte en uno de los aceites más caros del mundo, aproximadamente el trabajo de una mujer durante una semana cuando se trata del aceite de argán extraído de forma manual, para hacernos una idea del esfuerzo que esconde.