Cuidado de manos: la realidad sobre el lavado de manos
Lavarse las manos es una forma sencilla de prevenir infecciones y, gracias a la experiencia, sabemos que es fundamental para mantener un cuerpo sano por fuera y por dentro. Se sabe que previene enfermedades e infecciones de muchos tipos.
La piel nos protege de agresiones físicas y químicas como los rayos solare o patógenos gracias a su propia composición que incluye una capa hidrolipídica que permite aislar el cuerpo del exterior. Con la pandemia causada por el COVID, el incremento del lavado de manos ha sido totalmente necesario. No obstante, un lavado de manos insuficiente o una falta de cuidados a la hora de mimarlas, puede provocar sensibilidades y otras afecciones relacionadas.
El lavado de manos es importante porque el contacto con personas, superficies y objetos causa una acumulación de gérmenes en las manos. Debido al propio uso de la manos, es bastante frecuente que nos infectemos con los microorganismos que se depositan en ellas en actos tan sencillos como tocarte los ojos, la nariz o la boca.
¿Cómo debe ser la piel equilibrada?
El pH de la piel sana oscila entre 5,4 y 5,9, gracias al manto ácido de la barrera natural de protección; esa capa hidro-lipídica de la que hablábamos al inicio del texto.
La capa protectora de la superficie de la piel se forma por elementos como el sebo de glándulas sebáceas, lípidos epidérmicos, células córneas en proceso de desprendimiento y agua procedente de capas inferiores de la piel que transpiran hacia el exterior.
Como es lógico, un aumento del pH (como el que se produce con el lavado de manos) puede producir alcalinidad y favorecer, incluso, el crecimiento de bacterias. Los científicos coinciden en que es imposible que las manos estén libres de gérmenes, de hecho, hay algunos tipos de vida fundamentales para nuestra propia vida (como la microbiota). No obstante, lavarse las manos con frecuencia puede ayudar a limitar la transferencia de bacterias, virus y otros microbios.
Así, la piel equilibrada en las manos debe mantener la hidratación suficiente para enfrentarse a las agresiones del día, así como mantener un equilibrio entre el entorno y la superficie de la piel para proteger sin alterar su composición.
¿Qué pasa cuándo lavamos las manos en exceso?
La piel se ve alterada con cada acción y el lavado de manos también afecta a la condición de la piel. De esta forma, el pH normal de la piel se recupera tras cada lavado en un tiempo máximo de una hora.
Por eso, el exceso del lavado de manos puede causar alcalinidad y esa proliferación de bacterias. Así, hay que tener en cuenta que un lavado excesivo provocará alcalinidad que deberemos combatir con productos cosméticos que nos ayuden a equilibrar la piel y restaurar su barrera lo antes posible.
Ese lavado de manos en exceso también puede provocar que se produzca una sequedad excesiva en la piel. Esto sucede porque al lavar las manos y romper esa barrera hidro-lipídica, también alteramos la capacidad de retener la humedad en la piel; lo que técnicamente se conoce como un incremento de la pérdida de agua transepidérmica.
Cómo lavar las manos
Como ya sabes, es importante lavar las manos antes de comer o preparar comidas, curar heridas, etc. También es importante lavarse las manos tras el potencial contacto con heces u otros potenciales patógenos; como tras ir al baño o al toser y estornudar. Dados los tiempos que corren, también hemos ganado concienciación a la hora de limpiar las manos tras manipular la basura, cuidar a enfermos o tocar a mascotas.
En general, los expertos coinciden en que una buena opción es lavarse las manos con agua y jabón. De hecho, se sabe que los jabones antibacterianos de venta libre no son necesariamente mejores para matar gérmenes frente al jabón común y, sin embargo, pueden irritar mucho más la piel.
Además, los geles hidroalcohólicos, por ejemplo, resecan mucho la piel y terminan por destruir esa barrera protectora, por lo que se recomienda su uso en los casos en los que realmente no es posible realizar un lavado tradicional de manos. Te en cuenta que normalmente cuentan con un 60% de alcohol en su composición.
Tras el lavado intensivo, conviene secar bien las manos (bien con toalla o al aire libre) para ayudar a equilibrar de nuevo la piel y evitar que la humedad perjudique a la piel. Para dar el toque final, aplica una crema específica de manos para restaurar la barrera de protección, así como para crear una capa protectora adicional que te proteja hasta el próximo lavado de manos.