#AFONDO Factor Natural de Hidratación, porque humectar no es lo mismo que hidratar
En el especial #Afondo de este mes dedicamos espacio al Factor Natural de Hidratación (FNH), o Natural Moisturizing Factor (NMF) en inglés, formado principalmente por aminoácidos y con la función principal de evitar la deshidratación del organismo permitiendo conservar el equilibrio de la epidermis a pesar de las variaciones de humedad y temperatura del entorno, así como de algunas agresiones externas como el viento.
Básicamente, consiste en un compuesto existente en la propia dermis que ayuda a retener el agua y, por tanto, a mantener los niveles de humedad en la piel. Este FNH se encuentra en el manto hidrolipídico, es decir, un manto formado por agua y lípidos que regulan estos niveles de agua para un correcto equilibrio en la dermis a la vez que fomenta la protección de la piel.
En el NMF encontramos tanto proteínas y aminoácidos (producto de la degradación de los queratinocitos) como componentes de la secreción del sudor tales como agua, sodio, potasio, cloruros, lactatos, urea o amoníaco. Su propiedad higroscópica permite atraer agua en forma de vapor o de líquido del ambiente de forma natural, de ahí que los lugares secos tiendan a producir una piel más seca, ya que la piel no puede captar la suficiente humedad del exterior.
La mayoría de los componentes del Factor de Hidratación Natural tienen la capacidad de absorber y retener agua en el estrato córneo, razón por la que algunas de estas moléculas, se utilizan como agentes hidratantes en algunos cosméticos para suplir la función de esta capa protectora natural en las pieles donde es deficiente o insuficiente.
El Factor Natural de Hidratación (NMF o FNH) se ve afectado, como hemos dicho por muchos factores, desde los internos como la edad, la genética, el estrés o los malos hábitos de vida y a factores exógenos como el clima o la contaminación, lo que conduce a una deshidratación prolongada que acelera el proceso de envejecimiento y desestabilización del equilibrio de la piel, concretamente de la epidermis.
Para entender su importancia debemos tener claro que la piel debe contener entre un 10% y un 15% de agua de forma general (depende de factores como la edad). Si la cantidad es menor a un 10%, aparecen problemas de sequedad cutánea y deshidratación: la piel se vuelve más frágil, áspera y apagada, más débil de forma que pueden generarse eczemas o infecciones. Para comprender cómo actúa, vamos a recurrir a una diapositiva de Eucerin bastante completa:
El Factor Natural de Hidratación permite retener y almacenar el agua en la piel y liberarla paulatinamente cuanto se requiere. Sin embargo, no siempre es sencillo mantener este equilibrio hidrolipídico natural, especialmente en algunos tipos de piel.
Por ejemplo, en pieles secas suele haber una falta de lípidos perdiendo lubricación y protección en la piel, lo que provoca que el agua se evapore más rápidamente; por su parte, las pieles maduras o envejecidas, al igual que van perdiendo su capacidad de regeneración, pierden también su capacidad para mantener los lípidos de forma adecuada.
Parece que hablamos mucho de lípidos, pero el FNH se ve también alterado en el caso de las pieles más deshidratadas porque son casos en los que la piel no consigue liberar tanta agua como necesita, provocando una hidratación insuficiente potenciando la aparición de líneas de expresión.
Por otro lado, como comentábamos en el título, debemos saber que no es lo mismo humectar que hidratar la piel. Se humecta cuando se mantiene los niveles de humedad, pero se hidrata cuando se aumenta la cantidad de agua en la piel. Por tanto, para aumentar la hidratación, no basta con combatir la pérdida de agua, sino que también se debe intentar aumentar la cantidad de agua que se fija cuando pasa por el estrato córneo donde se encuentra la barrera de protección natural de la piel.
Esto que parece tan básico es imprescindible para acertar con el tratamiento y activos adecuados. Teniendo esto en cuenta, es fácil darse cuenta de que si queremos humectar deberemos utilizar activos que formen una capa hidrofóbica (es decir, que no les gusta el agua) para generar un efecto oclusivo antideshidratante para evitar la pérdida de agua de la capa córnea. Por el contrario. Si queremos hidratar la piel, deberemos buscar formar una capa hidrofílica (es decir, afines al agua al contrario que en el caso anterior) de forma que se mejore la capacidad de fijar el agua a la piel.
Beber agua es fundamental para estar hidratados, pero no tiene porqué significar necesariamente que el nivel de agua de la piel sea el necesario debido a los desequilibrios, por lo que es interesante recurrir a un experto para que analice la realidad de nuestra piel. De hecho, se sabe que aplicar agua sobre el rostro no va a mejorar la humedad o la hidratación, más bien puede ocurrir lo contrario porque disuelve otras sustancias.