Conociendo las zonas más frágiles del cuerpo
La mirada, los labios, el cuello y el pecho son las zonas que más aquejan las consecuencias del maltrato diario, especialmente porque también se corresponde con las partes más sensuales de la mujer, de forma que su fragilidad al paso del tiempo acaba por convertirse en una de las mayores preocupaciones estéticas de nuestra sociedad.
Ojos
La piel de la zona ocular es más sensible que otras zonas del cuerpo porque es sensiblemente más fina y, además, en ellos se generan movimientos constantes como el parpadeo. Se dice que es en la mirada donde primero se aprecian los signos de envejecimiento en el cuerpo (de hecho, la red de colágeno y elastina es menos densa en esta zona.
Distintos estudios científicos apuntan a que se pierde en torno a un 6% de su espesor cada 10 años, lo que hace visible los signos del envejecimiento con cierta facilidad, además de ser la zona donde más se achacan afecciones como el estrés o la falta de sueño. Por ello, a pesar de poseer su propia capa protectora natural, es importante mantenerlos bien cuidados para evitar el exceso de desgaste.
Labios
Los expertos recomiendan comenzar a prestarles atención a partir de los 25 años, cuando comienzan a perder niveles de humedad y a sufrir, muy paulatinamente, un retroceso en la carnosidad. Son especialmente sensible a los cambios de temperatura, clima y cambios de humedad en el ambiente, por lo que conviene tenerlos siempre bien protegidos.
A pesar de lo que se pueda pensar, se trata de una zona especialmente delicada porque no tiene ninguna película hidrolipídica y consta de menos capas que el resto del cuerpo, haciéndoles vulnerables a las agresiones externas, ya que no tienen grandes posibilidades para protegerse por sí mismos (de hecho, es una de las razones por las que incluso teniendo la piel en buen estado a menudo muchas personas sufren problemas de grietas o heridas).
Si bien es cierto que es una de las zonas del cuerpo con la piel más fina y sensible, también posee un poder de regeneración cerca de cuatro veces superior al de otras partes del cuerpo. Esa hieractvidad acelera aún más el proceso de envejecimiento donde los primeros síntomas se dejan sentir en la parte superior de los labios y en las comisuras con la aaparición de las primeras arrugas.
Por eso, cuando se perciben problemas en los labios, conviene prestar atención porque suele relacionarse con cambios o problemas en el organismo, ya que en ellos se aprecian algunos síntomas antes que en otras zonas del cuerpo (por ejemplo, los expertos dicen que si no responden a tratamientos reparadores suele ser síntoma de carencia en algún nutriente como ácido fólico o vitaminas como B2, B6 o B12.
Cuello
De nuevo, el hecho de que la piel de esta zona del cuerpo sea más fina que en otros áreas, hace que sea una de las zonas más sensibles al paso del tiempo. El cuello es una zona muy castigada, sufre las mismas agresiones que el rostro, pero también lidia con el roce de las prendas en el día a día.
El cuello es una zona del cuerpo con poca capacidad de retención de agua por lo que el colágeno y la elastina se ven a menudo dañados en la zona, provocando la rápida aparición de arrugas y líneas de expresión en su área, el conocido coloquialmente como collar de Venus. También es una zona donde suele darse con bastante frecuencia los problemas de flacidez y descolgamiento, generando un defecto estético que se agrava paulatinamente con el paso del tiempo.
En este sentido, los cuellos largos tienen más propensión a padecer el doble mentón, aunque las mandíbulas cortas o con el mentón hundido también provocan que visualmente se aprecie más este defecto estético.
Pecho
El pecho define y ha definido la silueta de la mujer, siendo una de las partes más femeninas del cuerpo. Una zona tan maravillosa como problemática, ya que además de las agresiones externas, se ve sometida a alteraciones hormonales y a cambios bruscos de volumen generado por diversos motivos como cambios de peso, hinchazón en ciertos momentos como en momentos de menstruación (por ejemplo, la ovulación produce retención de líquidos), embarazo, lactancia, etc.
El pecho es un área que se ve afectada por todos estos cambios y, además, por su estructura los cambios en la elasticidad de la piel y en el propio grosor de la piel, genera cambios visuales en el busto que no siempre son agradables.