#MujeresconHistoria Helena Rubinstein, la democratización de la belleza
En la sección de Mujeres con Historia damos protagonismo a Helena Rubinstein, una mujer de carácter muy fuerte que demostró como el poder de la belleza puede llegar a todas las mujeres; como ella misma indicaba en su célebre cita: «no hay mujeres feas, solo perezosas». ¿Por qué consideramos que Helena Rubinstein merece mención en esta sección donde repasamos a mujeres icónicas?
Básicamente porque ella defendió que toda mujer podía cuidar su piel, aunque no fuese actriz, mujer de poder o prostituta, que eran quienes en su época realmente utilizaban cosmética y maquillaje de calidad. Por eso, se dice que a Helena Rubinstein le debemos la democratización de la belleza, no solo como algo opcional para gustar a otras personas, sino como algo interior para cuidarnos a todos los niveles.
Un espíritu inconformista
Madame, como le gustaba que le llamasen cuando adquirió fama a pesar de llamarse Chaja en realidad, nació en la década de 1870 en Polonia como la hija mayor de una familia judía numerosa. Desde joven intentó huir de los convecionalismos y, de hecho, se marchó a vivir con su tío a Australia cuando su padre trató de concertarle matrimonio. Toda una suerte, porque seria allí donde iniciaría la aventura que la convertiría en todo un icono de la belleza y la moda, además de una mujer rica y poderosa.
Helena Rubinstein supo utilizar la palabra para destacar sus virtudes, cautivando a las mujeres australianas que tenían una piel muy castigada por el sol, no en vano a día de hoy es uno de los países con mayor índice de cáncer de piel, mientras ella lucía una piel casi perfecta apoyada en tratamientos que ella aseguraba eran un secreto familiar. Poco después, dijo haber conseguido replicar esas cremas que supuestamente se utilizaban en su familia desde hace tiempo y el producto fue bautizado como Valaze, una crema que consiguió expandirse y popularizarse hasta el punto que en menos de una década había conseguido tener su propio centro de estética donde terminó por revolucionar el concepto de belleza.
Hitos de Rubinstein en belleza
Los hitos de Rubinstein en belleza son amplios y muy importantes para entender el concepto de belleza que tenemos en la actualidad. Por ejemplo, nuestra Madame, fue una de las primeras en hablar de tipología de la piel, adaptando los tratamientos a cada persona, incluso extendiendo la belleza a los hombres y personas enfermas. Un concepto nuevo que se introdujo mediante su instituto de belleza donde, antes de realizar cualquier tratamiento, se analizaba la piel del cliente para elegir los productos más adecuados para cada persona.
Helena Rubinstein también fue pionera a la hora e utilizar la electroestimulación en los tratamientos estéticos faciales; no en vano, trabajó toda su vida rodeada de expertos en formulación y médicos especializados para cubrir una obsesión con la calidad basada en la experiencia científica y un compromiso con dar soluciones reales a los problemas de la piel.
Además de crear sus propias cremas hidratantes o protectores solares. Creó la máscara de pestañas waterproof y, en definitiva, la máscara de pestañas como la conocemos hoy en día, ya que es también la responsable del aplicador en forma de bastón dentro de un tubo. Ya solo por esto: Gracias Madame, te doy las gracias en nombre de la mayor parte de las mujeres.
Beauty is power
«La belleza es poder» fue su eslogan más sonado y llegó a convertirse en un símbolo del imperio Helena Rubinstein que había comenzado a nacer sin casi darse cuenta. Ella fue quien introdujo el concepto de esa mujer que elige reafirmar su identidad mediante la belleza, un arma de liberación en un mundo conservador donde que una mujer pudiese elegir cuidarse y maquillarse por el propio placer que tomar conciencia de su identidad.
Así, consiguió extender sus salones más allá de Australia, llegando a grandes capitales como Londres, París o Nueva York. Sus salones eran un punto donde no solo se trataba la belleza, casi podía considerarse un spa de belleza donde se atendía la belleza en su máxima expresión, con envolturas calientes, masajes o baños de leche.
Dentro de los salones Rubinstein, inspirdos en los salones literarios de Paris, el espacio se convirtió en un lugar para adaptarse a los cambios de tendencia y donde se redefinían conceptos de belleza como los propios cánones de belleza que estaban vigentes por aquella época, empezando por reivinicar la cultura en la mente femenina; algo que se inició de una forma sencilla, decorando con obras de arte los salones de artistas como Frida Kalho, Picasso, Miró o Warhol.