#MujeresconHistoria Audrey Hepburn, la elegancia de la simplicidad
Nominada en cinco ocasiones al Oscar, Audrey Hepburn será recordada como un icono de la feminidad gracias a un estilo de vestir clásico y elegante, llegando a crear tendencias como los jerseys de cuello alto, sus peinados y maquillajes simples o los ya clásicos ballet flats.
Su estilo y sofisticación llegaba a todos los rincones de su persona, siempre con un toque desenfadado, reflejado en su forma de andar, de moverse o de hablar y sonreír.
«¿Por qué cambiar? Todo el mundo tiene su propio estilo. Una vez que has encontrado el tuyo, deberías apegarte a él». Audrey Hepburn
Audrey Hepburn, el icono de moda
La actriz belga enamoró al público en películas como Vacaciones en Roma, My Fair Lady, Sabrina o Desayuno con diamantes. Transmitía a la vez el glamour de Hollywood, con un carácter extrovertido y cercano que le hizo ganar gran popularidad.
Ella era, en mi opinión, una combinación perfecta de la tendencia que se respiraba en la época de los 60, donde se vivían los primeros aires de libertad, pero siempre con una feminidad muy marcada que no se salía tanto de los cánones impuestos más allá de la rebeldía que mostraba, ya que más adelante llegaron nuevos iconos mucho más revolucionarios.
Audrey y Givenchy, la transformación en el icono de moda
La Audrey real era ligeramente diferente a la que hoy vemos estampada en tazas y camisetas. En realidad, su potencial como icono de la moda se lo debemos al diseñador francés parisino Hubert de Givenchy, quien es el responsable principal de su estética y de los estilismos más reconocidos de la actriz.
De hecho, se cuenta que desde que rodó Sabrina, Audrey Hepburn solicitó que Givenchy fuera el responsable de todos sus vestuarios. La sencillez era clave dentro de su estilo, una personalidad que alcanzó todos sus looks, dentro y fuera de los eventos públicos.
Desde el mítico vestido negro frente a Tiffanis en Desayuno con Diamantes a vestidos de corte princesa, con la falda con mucho volumen y cintura marcada, para resaltar su figura alta y delgada. Nadie puede tampoco olvidar sus minimalistas vestidos negros hasta la rodilla con unas perlas al cuello para no recargar mucho de accesorios.
Más allá de los grandes eventos, en su día a día era una mujer actual para el estilo de la época y ayudó a popularizar tendencias más casuals con pantalones ajustados a la altura del tobillo y jersey de cuello vuelto (incluso con gran presencia de las atemporales rayas en el estampado) o blusas con escote barco, con los que puso de moda que mostrar los huesos de la clavícula era señal de elegancia.
No faltaron en su estilo, como era propio en la época, los pañuelos o bufandas largas acompañadas de grandes gafas de sol, así como las bailarinas que trataban de disimular su altura «relativamente alta» en la época (1,67 m) que junto con su delgadez permitía mantener el aire casual sin perder la elegancia; de hecho, su potencial para crear tendencia en los años 60 solo se vio superado por el culto que legó en décadas posteriores más cercanas al mito que a la realidad de la persona.
También acostumbraba a lucir modelos donde se ceñía el cuerpo a la altura del torso con la sisa de la manga alta y ajustada para afinar los brazos.
Los peinados de Audrey
Hoy en día los peinados de Audrey Hepburn siguen siendo fuente de inspiración de grandes pasarelas y de los looks más sofisticados.
Principalmente hay dos peinados que se han convertido en todo un clásico gracias en gran parte a la actriz.
Por un lado, se trata del corte pixie con un estilo súper femenino y con flequillo ladeado que terminó por asentarse en la sociedad femenina gracias a ella y a otras grandes como Twiggy, primer top-model de los 60, o la actriz Mia Farrow, que lo convirtió en su auténtico sello de identidad.
Por otro, el mítico peinado de tipo Top Knot, ese gran tupé que todas recodamos cuando pensamos en este icono de la moda y la feminidad que hoy se luce en grandes eventos como símbolo de elegancia clásica.
La visión filantrópica de Audrey Hepburn
No solemos repasar las biografías de los personajes de los que hablamos porque hay sobrada información al respecto en internet, pero hay un aspecto de su vida que me parece interesante recordar porque es lo que ella decidió ser cuando realmente pudo elegir qué quería hacer con su tiempo.
A pesar de venir de familia acomodada y aristócrata, tuvo una vida dominada por el pesimismo y la tristeza desde el abandono de su padre en su niñez. Durante la Segunda Guerra Mundial pasó por territorios ocupados por los alemanes viviendo de cerca las políticas nazis hasta que logró refugiarse en Reino Unido.
Si su última aparición en el mundo cinematográfico fue en 1989, de ahí hasta su muerte en 1993, la actriz colaboró activamente con UNICEF, convirtiéndose en embajadora de buena voluntad y recibiendo varios reconocimientos internacionales por su labor humanitaria.
Quizás debido a esta experiencia, arrancó su labor filantrópica a mediados de los cincuenta, lo que la convirtió en una figura destacada dentro de UNICEF a finales de los años ochenta y una gran representante de los niños más necesitados conmovida por la pobreza y el hambre.