El abuso emocional narcisista
El Síndrome de Abuso Narcisista (SAN), o Síndrome de Víctima Narcisista, es un tipo de violencia psicológica silenciosa difícil de identificar, pero que pueden causar trastornos a largo plazo en la víctima que lo sufre. Solo hace falta buscar «Ayuda abuso emocional narcisista» en cualquier buscador para darnos cuenta de la cantidad de información que existe al respecto porque la demanda es más alta de lo que parece.
La realidad es que el abuso narcisista emocional más básico es muy sutil y más habitual de lo que nos pensamos; por ello, es difícil de identificar, tanto para el entorno como para la víctima. Así, la víctima puede llegar a pensar que lo que ha pasado en un momento se lo merece, que es culpa suya o que el abuso nunca ha ocurrido en realidad.
Desde criticar al familiar que padece el abuso por algo que se critica a sí mismo, si el narcisista comete un error, es culpa de la pareja, hasta técnicas de gaslighting; esos pequeños comentarios para orientar la conducta que terminan en que la otra persone dude de su propio comportamiento o, incluso, de sus pensamientos hasta el punto de volverse dependiente para casi cualquier decisión.
¿Qué es el abuso narcisista?
El abuso narcisista es, al final, un patrón crónico de abuso que puede llegar en distintos formatos según la gravedad del caso; como abuso psicológico, financiero, sexual o físico. Se realiza por una persona narcisista y que puede sufrir un trastorno de personalidad narcisista, sociopatía o adicción. Se sabe que cuanta menos empatía tiene el abusador, mayor será el control que ejerza sobre la víctima.
El concepto fue creado por Alice Miller y algunos neofreudianos a finales del siglo XX. Quería expresar el maltrato emocional que sufrían muchos niños por sus propios padres narcisistas; estos buscaban que los niños dejasen de lado sus deseos o sentimientos para cubrir la autoestima de los propios padres.
Por tanto, la familia narcisista es un modelo de comportamiento familiar abusivo donde las necesidades de los padres están en el centro. De esta forma, se espera que los niños, de alguna forma, cubran esas necesidades; en lugar de centrarse en el desarrollo de los niños. Así, se genera un círculo no consciente que acaba por provocar una violencia silenciosa y mucha presión psicológica.
Más adelante, se ha ampliado el concepto para referirse al abuso en relaciones adultas por parte de la persona narcisista. Suelen ser formas de violencia pasiva o encubiertas que al final hacen que la persona que sufre el abuso termine por asumirlo. En estos casos de abuso narcisista adulto, habitualmente el narcisista comienza mostrando su mejor versión y cuando la persona ya está comprometida con la relación comienzan los abusos hasta convertirlos en algo normalizado.
¿Cómo identificar el abuso emocional narcisista?
El dolor emocional que puede llegar a generarse, acompañará al sujeto durante toda su vida y, a menos que tome conciencia, puede llegar a replicarlo. De hecho, suelen ocasionar problemas de codependencia en la edad adulta del niño; por ello, es habitual que la persona acabe buscando relaciones con otros narcisistas que le impidan salir del círculo de ese abuso emocional.
La persona que sufre abuso emocional narcisista suele desarrollar problemas de apego y en la toma de decisiones. Suele sufrir ansiedad, depresión, tener problemas de adicción y baja autoestima interior (aunque por fuera pretendan ocultarlo). Su carácter suele ser complaciente hacia el exterior y sus rasgos perfeccionistas suelen ocultar comportamientos autodestructivos.
Los hogares narcisistas suelen ser familias donde los niños deben adaptarse incondicionalmente al sistema de valores y cumplir a rajatabla para lograr la aceptación con sumisión total ante la figura narcisista dominante. Cuando ocurre algo malo, siempre se debe identificar a un culpable al que tratar con desprecio. Se genera un ambiente de competencia en el que nunca es suficiente, llegando a reducir la confianza en uno mismo y produciendo que, de alguna forma, el respeto por unos se convierta en tener que faltar el respeto a otros. De hecho, es muy normal que el narcisista aproveche momentos en público para menospreciar a la otra persona.
En resumen, o estás del lado del narcisista dominante o estás equivocado; de forma que la familia comienza a replicar esos comportamientos, machacando psicológicamente a otros. También suele existir una represión de las emociones del resto respecto a la figura narcisista; de forma que la apariencia se convierte en elemento clave (como sonreír aunque se sufra). Así, toda la familia está constantemente en alerta por la falta de seguridad y la ira o violencia silenciosa se normaliza.
Algunas conductas clásicas donde se inicia el abuso narcisista
- Las cosas surgirán de forma sutil y progresiva para que la víctima normalice y acepte las situaciones. El propio narcisista no es consciente ni reconoce lo que está haciendo en muchas ocasiones.
- Humillación y menosprecio, en privado y en público sin tener en cuenta necesidades u opiniones del otro. Así, los éxitos de la víctima nunca son suficiente y la crítica es casi constante. Además, suelen contar intimidades a otros para debilitar a la víctima.
- Comentarios sarcásticos y ofensivos para recudir la confianza en uno mismo. Del mismo modo, intentarán provocar dependencia, como el control económico.
- La culpa de sentir abuso es de la víctima por ser demasiado débil o sensible: la víctima es la que provoca lo que le pasa. De hecho, el abusador siempre tiene razón y el abusado se equivoca. Si la víctima realmente comete un error, será motivo de castigo y recordatorio constante.
- Si las cosas no se hacen a su manera, buscan castigar y presionar por cualquier cosa. Llegan a producir que quien lo sufre sienta la necesidad de pedir permiso para todo.
- El narcisista conoce los puntos débiles de la víctima y los explota en su propio beneficio para redirigir situaciones y conductas; como volver situaciones en tu contra.
- El abusador emocional exige respeto, pero no se lo gana; solo importa lo que la víctima da. Siempre hay una buena excusa para justificarse o, incluso, victimizarse a sí mima para que el abusado llegue a pensar que es quien está abusando del narcisista.