Aprendiendo a comer sano
Con la vida frenética que mantenemos, se hace complicado encontrar el momento para pararnos a pensar en lo que comemos, pero, sin duda, somos lo que comemos. No se trata de obsesionarnos por un cuerpo perfecto, sino de encontrar una dieta saludable que nos ayude a obtener los nutrientes esenciales necesarios para mantener el cuerpo en óptimas condiciones de rendimiento.
El mundo digital ha abierto la puerta en muchos sentidos, desde la gran cantidad que podemos encontrar respecto al tema, como la proliferación de sitios web donde podemos complementar nuestra dieta o, incluso, adquirir productos ecológicos. Si bien es aquí, donde podrás encontrar ofertas sobre todo tipo de productos y complementos interesantes, sigue siendo importante mantener un asesoramiento profesional para conseguir una nutrición sana y equilibrada en base a nuestro estilo de vida.
Qué es una dieta equilibrada
Una dieta equilibrada se define como tal cuando consumimos unos alimentos diarios que nos aportan todos los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del organismo. Esto permite evitar y/o prevenir algunas enfermedades y afecciones como la diabetes o problemas cardiovasculares, entre otros.
Para ello, es necesario consumir una serie de macronutrientes como los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas, así como otros micronutrientes tales como las vitaminas, los minerales o los antioxidantes.
Si los hidratos de carbono de absorción lenta aportan energía, las proteínas son básicas para muchos aspectos del organismo como la síntesis de tejidos, hormonas y enzimas; también potencian el funcionamiento celular y el sistema inmune. Por su parte, las grasas son necesarias para mantener las membranas celulares, almacenar energía o ayudar a regular la temperatura corporal.
De hecho, un nivel adecuado de grasa saludables (monoinsaturadas) ayudan a absorber las vitaminas A, D, E y K. En este sentido, el cuerpo humano necesita esencialmente vitaminas A, C, D, E, K y B (tiamina, riboflavina, niacina, ácido pantoténico, biotina, vitamina B-6, vitamina B-12 y folato o ácido fólico).
Respecto a los minerales, son destacables el calcio, el fósforo, el potasio, el sodio, el magnesio, el manganeso, el hierro, el yodo, el flúor, el zinc, el cobalto o el selenio.
Tampoco podemos olvidarnos de la fibra, fundamental en una dieta equilibrada para mejorar el sistema digestivo, mejorando el tránsito intestinal y la flora bacteriana. El agua también jugará un peso fundamental para cada tejido y órgano de nuestro cuerpo, por lo que para mantener una dieta equilibrada es importante beber unos dos litros de agua diarios.
Aprende a comer sano
Para aprender a comer sano, debemos entender el tipo de alimentos que necesita nuestro cuerpo y dónde podemos encontrarlos.
- Proteínas: huevos, las carnes, rojas o blancas, pescados, mariscos, frutos secos (también con aminoácidos), etc.
- Hidratos: pan, las pastas, el arroz (también aporta aminoácidos, vitamina B, …), frutas, verduras, etc.
- Grasas: frutos secos, pescados como el salmón (rico en ácidos grasos omega-3, vitamina D) o la caballa, etc.
- Vitaminas y minerales: se encuentran en casi todos alimentos en distintos grados y compuestos; por ejemplo, los famosos lácteos como fuente de calcio que también puede conseguirse de verduras de hojas verdes.
A la ahora de elegir nuestra alimentación, debemos entender que existen distintos tipos de macronutrientes y debemos ser inteligentes a la hora de elegir.
En general, podemos decir que los vegetales son ricos en antioxidantes y nutrientes, como las coles de Bruselas que ofrecen casi todo tipo de vitaminas y ácido fólico; o las acelgas que aportan hierro, calcio, fósforo, potasio y varias vitaminas.
Un alimento interesante desde el punto de vista nutricional es el yogur natural que aporta calcio, magnesio, proteínas, ácidos grasos y vitamina B. Otro alimento estrella es el huevo; rico en minerales, vitaminas, aminoácidos y proteínas.
Podríamos poner mil ejemplos en este sentido. Sea como fuere, como a estas alturas ya sabrás, para comer sano debemos evitar consumir productos procesados; como las comidas precocinadas, batidos y zumos envasados, bebidas alcohólicas, embutidos, alimentos y bebidas altos en azúcares refinados, frituras, bollería industrial, etc.