#ActivosCosmetico: Manteca de karité, el mejor aliado contra el frío
Dentro del especial de activos de este 2018 y dada la época de fríos intensos que se avecinan, no viene mal dedicar espacio a la Manteca de Karité para entender el motivo por el que es uno de los activos más recomendados en invierno. Se trata de un activo que ayuda a proteger la piel de las radiaciones UVB y UVA actuando como protector solar, antes y después de la exposición solar, protegiendo a la piel del sol y del frío; típica situación que encontramos los típicos días que pasamos con la familia en el campo o en las pistas de nieve.
La manteca de karité es un regenerador celular natural que previene el envejecimiento de la piel y el cabello, con un intenso y duradero poder hidratante y nutritivo en rostro y cuerpo, con grandes propiedades suavizantes y reestructurantes en arrugas y estrías que lo han convertido en protagonista de innumerables fórmulas, tanto corporales como fórmulas específicas para el cabello, ya que también es un excelente regenerador de cabellos secos y estropeados.
Este principio activo es el mejor amigo de las pieles secas y deshidratadas, además de ser un buen aliado para las pieles sensibles. Actúa recubriendo la piel con una película invisible que evita la deshidratación y la protege de las agresiones externas. De hecho, está incluso aconsejado durante el embarazo para prevenir la aparición y la formación de estrías y durante la lactancia, donde previene la formación de grietas en el pecho y protege al bebé de enrojecimientos de la piel por la fricción de los pañales.
Lejos de lo que pueda parecer, la manteca de karité ha sido empleada durante siglos en África por sus propiedades curativas e hidratantes excepcionales y era muy apreciado por Cleopatra, no en vano se cuenta que en Egipto llegaban caravanas repletas de vasijas con manteca de karité para el cuidado de su piel e incluso las tumbas de algunos reyes fueron talladas con la madera del árbol del que se extrae el activo, un árbol africano del mismo nombre de cuyas nueces se consigue este elemento. No en vano, su alta concentración de ácidos grasos le confiere importantes propiedades curativas y hace que este producto sea más perseguido que la mantequilla o la manteca de cacao.
Dependiendo del método de extracción, la manteca de karité tiene diferentes grados. La recomendable es la refinada o de grado A.
Es muy útil para tratamientos de labios cortados por el frío como comentábamos al principio del texto, aportando brillo y volumen. Del mismo modo, cuando la nariz se enrojece o descama por el roce de los pañuelos tras un resfriado o alergias, por ejemplo, igual que en durezas como en codos, pies o rodillas, se convierte en un interesante aliado.
La manteca de karité aporta un efecto de seda a la piel y contiene vitaminas liposolubles como A y E, así como otros compuestos antioxidantes, lo que favorece la eliminación de los radicales libres y protege del daño de los rayos ultravioletas. Además, contiene un compuesto llamado ácido cinámico con efecto antiinflamatorio. También se compone de ácido palmítico, ácido oleico, ácido linoleico, ácido esteárico y esteroles como el estigmasterol y el spinasterol por lo que se la incluye dentro de las grasas vegetales con cierta porción de hidrocarburos y alcoholes.
La manteca de karité, contiene látex natural en una porción ridícula, pero es importante mencionarlo, ya que quien sea alérgico al látex debería hacer una prueba de tolerancia aplicándola en una zona pequeña de la piel y comprobar si reacciona antes de incorporarlo de forma regular a su rutina diaria. Del mismo modo, debes hacer una prueba o consultar con tu doctor antes de utilizarla si tienes alergias a los frutos secos.