El Feng Shui en decoración
Decir que nuestro entorno es una pieza clave para nuestro estado de ánimo no es decir demasiado. Si estamos en un lugar con mucha suciedad o malos olores no nos vamos a sentir igual de cómodos como en un lugar cálido donde nos sintamos protegidos. Hoy hablamos del Feng Shui y de cómo este arte nos ayuda a emplazar nuestra vida para obtener los máximos beneficios de nuestro entorno.
El Feng Shui tiene en cuenta cómo el entorno afecta a nuestro modo de vivir, desde el paisaje, la vegetación, el clima o la cantidad de luz natural y el color de las paredes, a las personas que están en ese entorno donde nos movemos, el tipo de mobiliario, el estilo de la decoración, etc. Todo ello afecta a nuestra vida cotidiana y a nuestras emociones, seamos conscientes o no.
El Feng Shui tiene como objetivo fundamental la búsqueda del equilibrio y la armonía. Lo que en Occidente se conoce como “interiorismo”, en clave de Feng Shui se llama “arte de la ubicación” con un toque de filosofía a la hora de decorar el hogar para crear una atmósfera favorable que de alguna forma nos transmite tranquilidad y energía positiva.
Los pilares decorativos de las escuelas de Feng Shui
El Feng Shui significa literalmente “Viento y Agua”, surgió en China como una forma de sabiduría que nace de la experiencia y la observación, buscando las interconexiones entre las cosas que están en nuestro entorno y la vida misma. Aunque cada una de nosotras percibe las cosas de forma diferente, porque somos distintas, todas queremos sentirnos bien y satisfechas. El objetivo básico de esta ciencia es aprender a organizar y armonizar los lugares donde pasamos la mayor parte del tiempo, nuestra casa y nuestro lugar de trabajo, y saber que utilizando unos principios básicos podemos mejorar nuestra calidad de vida.
En el Feng Shui hay distintas escuelas y cada una toma como referencia base unos criterios distintos para la decoración, no siendo siempre posible combinar todas ellas. Así, una persona que siguiese una escuela u otra elegirían el mismo emplazamiento para ubicar su residencia, pero cada una lo haría por distintos motivos y simbología que les llevaría a prácticamente la misma conclusión.
Mientras para la Escuela Primitiva o Escuela de Forma, la más antigua dentro de este arte, pone el foco energético en los rasgos y formas ancestrales basados en los animales celestes, la Escuela del Agua examina los cinco elementos o energías naturales y centra su atención en la fisonomía de los arroyos y ríos, en el lugar en el que se encuentran, y en la dirección en la que fluyen sus aguas. Por su parte, la tercera escuela básica del Feng Shui, la Escuela de la Brújula, busca el simbolismo desde la ubicación geográfica y los puntos cardinales, relacionando universo y tierra.
Si bien es cierto que los expertos suelen combinar la base decorativa de estas tres escuelas, puede que la más sonada sea la Escuela del Bagua, la más reciente de las corrientes y la más interesante para la vida moderna porque busca adaptarse a las necesidades de una sociedad moderna, sin tiempo, que vive en el cambio y adaptación constante. En realidad, es una escuela que se basa en la orientación geográfica, combinando el simbolismo de las otras escuelas para buscar el equilibrio decorativo.
Feng Shui en la decoración de occidente
En general, El Feng Shui se basa en cuatro principios básicos: Seguridad, Orden, Equilibrio y Armonía. Del mismo modo, hay algunos pilares básicos como son los elementos madera, fuego, tierra, metal y agua, que regirán el espacio para canalizar esa energía positiva.
El Bagua consiste en una figura octogonal, cuyo centro es el círculo del Yin Yang, donde cada uno de sus lados indica una dirección de la brújula, acompañada por el simbolismo de los cuatro animales celestes y los trigramas básicos del Ching de los que hablaremos a continuación.
A cada uno de estos lados, se confieren cualidades específicas que determinarán los espacios de la casa, por lo que es bastante fácil de aplicar ya que basta con poner la figura octogonal sobre el plano de la vivienda con el norte paralelo a la entrada de la casa para saber lo que requiere cada espacio. Como se puede observar, este método es más racional que filosófico, por lo que es el modelo más extendido en Occidente.
El chi y el Sha
Para entender el concepto decorativo del Feng Shui hay que entender el Chi y el Sha. El Chi es esa fuerza superior que llega y baña a todos los seres del Universo, esa energía en flujo constante entre todos los seres vivos, objetos inertes y elementos como el aire o la lluvia. Podría compararse con las ondas de radio, algo que no se ve, pero que está ahí y se basa en el equilibrio entre lo pasivo y lo activo, entre el ying y el yang.
Por su parte, si el chi circula en línea recta, con rapidez y se topa con ángulos, se transforma en sha, que es la energía contraria, una energía negativa y perjudicial para la vida ya que influye negativamente en los seres. Por eso, el Feng Shui considera importante neutralizarla.
En una ciudad, por ejemplo, el sha viene creado por las esquinas de los edificios por las calles que al cortar una con otra forman ángulos rectos, etc. En nuestro entorno habitual, las líneas rectas de vías de tren o carreteras, las fallas geográficas, los tendidos eléctricos, telefónicos o las columnas y farolas generan sha.
Mientras en el interior de una casa o edificio, la energía negativa puede generarse si hay dos ventanas enfrentadas, ángulos en un pasillo central, entre dos puertas, en una escalera situada frente a una puerta o en las esquinas, etc. Para combatirlo, el Feng Shui propone métodos que neutralizan ese sha mediante elementos como espejos, cortinas, plantas ondulantes, etc.
Del mismo modo, el Feng Shui trata de equilibrar ese Ying Yang que existe en las cosas, buscando el equilibrio del contraste. Por ejemplo, una habitación muy fría requiere ser combatida con calor, mientras que si entra demasiada claridad será necesario regular la entrada de luz con una cortina, por ejemplo. Se trata de buscar ese equilibrio lógico que permita fluir la energía positiva.
Los elementos básicos en la decoración
Para el Feng Shui existen cinco elementos interrelacionados entre sí. Los elementos son madera, fuego, tierra, metal y agua y se consideran los pilares básicos de toda la materia existente en nuestro planeta, por lo que a la ora de decorar nuestro hogar debemos tenerlos presentes porque cada uno de ellos controla al otro. Así siempre hay algunas ideas estandarizadas que cualquier profesional del feng shui incluiría en tu hogar:
- FUEGO: luces, velas, chimeneas, cuero, tonos cálidos como el rojo.
- METAL: objetos circulares, objetos de metal, líneas curvas. En tonalidades se representa con blancos y tonos pastel.
- AGUA: paisajes de agua, fuentes artificiales, cristales, espejos. Se corresponde con colores negros y oscuros.
- MADERA: plantas, objetos símbolos de madera, sus tonos por excelencia son el azul y el verde.
- TIERRA: objetos cuadrados, rectangulares, alfombras, objetos pesados que den estabilidad, cerámica, en cuanto a colores por excelencia están el amarillo y el ocre.
Con frecuencia, para conseguir que la energía fluya mejor en nuestras casas u oficinas, es suficiente con realizar algunas alteraciones sutiles en el entorno, por lo que se recomienda ir realizando los cambios de poco en poco para asegurarse con encontrar la posición adecuada para cada detalle energético.