Cómo ganar la batalla contra los ácaros
Hablamos con cierta normalidad de la alergia al polvo para referirnos en realidad la alergia a los ácaros, una alergia que surge como defensa del cuerpo ante unos organismos microscópicos que se alimentan de las sustancias que hay en el polvo de ciertos lugares como casas u oficinas gracias a los inmuebles que incluyen como fibras de tejidos de alfombras, descamación de la piel de las propias personas o animales, restos de insectos y similares.
Los ácaros no penetran en el cuerpo humano como sí hacen otros microorganismos, pero desprenden unas partículas microscópicas que flotan en el aire y que son las verdaderas causantes de los síntomas típicos de la alergia como picores en nariz u ojos, rojeces o problemas para respirar, según el grado de exposición y el nivel de reacción alérgica de la persona. No obstante, las personas que sufren este tipo de alergia a los ácaros, deben seguir una serie de precauciones para evitar estar todo el día tomando medicamentos para evitar sus efectos.
Evitar al máximo objetos que acumulan polvo regularmente y que resultan difíciles de limpiar son los primeros objetos que el alérgico debe procurar evitar de su entorno: moquetas, alfombras, peluches, libros, cortinas pesadas, muebles tapizados, cojines, papel pintado en las paredes, excesivos adornos. Dentro de la habitación, por ejemplo, donde más ácaros se acumulan es en el colchón y la almohada, por eso se recomiendan que los colchones posean fundas antiácaros en caso de tener algún alérgico en la casa así como macizos tipo viscolásticos en lugar de los clásicos de muelles.
En cuanto a los tejidos para la ropa, especialmente en el caso de ropa de cama, cortinas y telas que pasan muchas horas acumulando polvo, los expertos recomiendan a las personas alérgicas a los ácaros que utilicen tejidos sintéticos, evitando la lana y las plumas.
Los ácaros son una subclase de arácnidos que resultan invisibles al ojo humano y proliferan más en lugares oscuros y con humedad por lo que en zonas de costa abundan más, mientras que van disminuyendo o desapareciendo con la altitud con menor número de ácaros en zonas de meseta y apenas ninguno en zonas de montaña, especialmente en lugares secos. Por tanto, resultará fundamental mantener la humedad de la casa a un porcentaje menor al 50% para reducir el crecimiento de los ácaros del polvo.
Para eliminar los ácaros se pueden utilizar productos especializados como benzyl benzoato, sumetrin, permetrin o acido tánico, pero, en general, para la rutina de limpieza debes recordar lavar las sábanas a una temperatura de 60º para asegurarse de acabar con ellos. Del mismo modo, si por ejemplo nos pilla en un viaje y no podemos controlar la situación como en nuestro hogar, recuerda que el sol también acaba con ellos por lo que puedes dejar que haga su efecto sobre los tejidos exponiéndolos durante un rato a diario.
Recuerda también que el aspirador es uno de los mejores aliados de las personas con alergia a los ácaros, ya que permite eliminar gran parte del polvo acumulado en superficies y suelos. A la hora de limpiar los muebles y limpiar el polvo de cualquier estancia, será preferible utilizar trapos húmedos que secos o plumeros, puesto que estos últimos esparcirán el polvo que contiene ácaros y facilitará su proliferación.
Se recomienda suelo liso al igual que las paredes lisas para evitar la acumulación de ácaros que, por otro lado, también son más fáciles de limpiar a la hora de quitar el polvo, en el caso de los más pequeños se pueden sustituir los peluches en la medida de lo posible por muñecos de plástico, las densas cortinas por visillos finos y que sean fáciles de lavar (por ejemplo , hay estores que se retiran con un simple velcro), así como mantener la habitación lo más despejada de trastos posible para tratar de reducir al mínimo las superficies donde puedan acumularse.