Defensas sanas y fuertes en verano: Cómo aumentar las defensas de nuestro organismo
El verano inunda cada esquina y es uno de los meses del año en los que el cuerpo está más desprotegido y sufre más agresiones. ¿Por el calor? No, el calor no es nuestro único enemigo, los excesos en la dieta o no dormir correctamente rompiendo los patrones habituales de sueño son, entre muchos otros, elementos que dejan nuestro cuerpo muy debilitado en verano.
Los expertos recomiendan en este sentido utilizar tomar alimentos que sean ricos en vitamina C y en Zinc. En la red encontrarás múltiples recetas y opciones sobre cómo subir las defensas y para aprender a mantenerlas a tope durante los meses de calor; te ayudará a evitar algún que otro contratiempo.
Además, con las altas temperaturas, es un placer abusar de los famosos zumos detox en sus distintas versiones como los batidos o smoothies que presentan opciones sanas ideales para aportar al cuerpo los nutrientes que necesita. Enfermedades, decaimiento, debilidad general, cansancio crónico e infecciones son algunas de las consecuencias que evitarás con una alimentación adecuada. La alimentación es el pilar fundamental para tener un sistema de defensa fuerte que nos evite resfriados, calenturas o todas afecciones típicas de combinar el verano con un sistema inmunológico débil.
Incluso si no tienes tiempo de realizar comidas adecuadas puedes encontrar suplementos para conseguir completar un desayuno energético y nutritivo, la jalea real o la miel son algunos de los alimentos que mejor te irán en este sentido y puedes encontrar suplementos como los productos de Juanola Jalea Real que lo combinan con otros excipientes naturales para aportar al cuerpo todo lo que necesita. También te vendrán bien suplementos y alimentos que aporten Vitaminas A, B6, C y E y el selenio, ya que contribuyen a mantener la salud de nuestro sistema inmunológico. La hidratación en verano es fundamental como nunca nos cansamos de decirte, así que tampoco te olvides de incrementar la ingesta de agua para asegurarte de que tu organismo funciona perfectamente y de que está preparado para asimilar los nutrientes que aportes con la comida.
Al igual que en invierno evitamos los focos de contagio en el caso de resfriados, en verano procura no abusar de aires acondicionados, tanto para evitar los fuertes cambios de temperatura, como para evitar la sequedad, por no hablar de esos aires acondicionados de edificios de oficina que es un foco de virus y bacterias. ¿Sabías que el aire acondicionado es el causante de en torno el 20% de los refriados? Está demostrado que infecciones comunes como la otitis, la cistitis o los hongos, aumentan hasta un 17% por cada diez grados que sube la temperatura en el ambiente según un estudio publicado en la revista Infection Control and Hospital Epidemiology, así que, no está de más, controlar la higiene, especialmente en lugares públicos y no solo en los cuartos de baño, el agua es un caldo de cultivo perfecto.
Por otro lado, es importante practicar algo de deporte fuera de las horas de riesgo. Una actividad física moderada, preferiblemente aeróbica, como correr, nadar, hacer bicicleta o cinta elíptica, es beneficiosa para el aparato locomotor, cardiovascular, respiratorio e inmunológico. Lo importante es adecuar el deporte a tu estado de salud y edad, no se trata de hacer la maratón de la operación bikini, para eso, lamentablemente, llegas tarde ya, se trata de mantener el cuerpo saludable y mejorarlo poco a poco.
Para mantener las defensas a buen nivel, especialmente en verano, es importante un correcto cuidado de la piel, la primera barrera defensiva de nuestro organismo y la que más agresiones sufre. Conviene evitar la exposición prolongada al sol, especialmente entre el mediodía y las cuatro de la tarde, no olvidarse nunca de la protección solar y mantener una correcta hidratación con crema hidratante después de tomar el sol.
Recuerda que son muchos son los factores que pueden alterar nuestras defensas y nuestro sistema inmunológico; unos no dependerán de nosotros, como los factores genéticos o esas actividades diarias que no siempre podemos controlar (como el aire acondicionado en un trabajo), pero existen otros factores sobre los cuales sí podemos actuar y mantenerlos controlados te ayudará a disfrutar el verano sin mayores contratiempos.