Cómo elegir las bombillas de cada espacio
Elegir la iluminación de un espacio es fundamental para crear ambiente. Una iluminación eficiente pasa por elegir bombillas e iluminación que se adapten a las necesidades. Valorar distintos aspectos, como la vida útil sobre las horas de duración, el ciclo de veces que se puede encender y apagar sin estropearse, la eficiencia respecto a los vatios que consume o el color de la luz, será fundamental para elegir bombilla de forma acertada.
Evitar luces incómodas que nos cieguen al pasar o al reflejarse en un espejo, así como conseguir el tono perfecto para cada ocasión es fundamental para conseguir un espacio donde se transmitan o potencien ciertas emociones. Así, no es lo mismo la iluminación de un despacho, de un espacio para leer o de una lámpara acompañando una película o las luces de la mesilla de noche.
Elegir bombilla según vida útil y eficiencia
Las bombillas halógenas se dejaron de fabricar en Septiembre de 2018, cuando entró en vigor una normativa europea para favorecer el uso de tecnologías más eficientes como el LED. De hecho, hoy en día, el LED ya ha llegado a casi todos los hogares.
Sí se mantienen los Fluorescentes; mejor dicho, fluocompactas porque los tubos fluorescentes serían casi un tipo dentro de estas con otro casquillo. Tiene una vida útil de entre 6.000 y 10.000 horas; pero deben utilizarse en espacios donde vayan a mantenerse durante mucha hora encendidas, ya que se van estropeando de encenderlas y apagarlas, reduciendo su vida útil. Tampoco son buenas opciones para lugares de paso porque tardan un poco más que otros tipos de iluminación en alcanzar su máxima potencia.
En cualquier caso, a la hora de elegir bombilla, debemos tener claro que hoy en día el led es el campeón con entre 30.000 y 50.000 horas de uso; además, no generan calor, permiten reproducir colores y soportan gran cantidad de encendidos y apagados.
Elegir bombilla según el color de la luz
Cuando queremos elegir una bombilla, debemos tener también en cuenta la intensidad y el tipo de color de la luz. Ten en cuenta que lo que elijas repercutirá en el consumo, ya que a más vatios, más coste en la factura.
La intensidad es, al final, la potencia lumínica de la bombilla (expresado en lúmenes, lm) y no es más que la cantidad de luz que emite una bombilla. La cuenta es sencilla: a mayor cantidad de lúmenes, más intensidad de luz.
Respecto al color, puede ser cálida con tonos más amarillos o fría con un tipo de luz blanca. Así, la cálida es más acogedora, por lo que se recomienda para dormitorios, recibidores o luces de menos intensidad para el salón.
Por su parte, la luz blanca-neutra es más adecuada para cocinas y baños porque permite mejor visualización a la hora de cocinar, maquillarse o afeitarse; por ejemplo. Por último, la luz blanca o fría es la más apropiada para aquellos espacios que requieren aportar un extra de luz como en el caso de los garajes, trasteros u oficinas y despachos.
¿Qué bombilla elegir?
Como ves, elegir bombilla no es tan complicado, pero debes tener claro para qué la necesitas antes de ponerte a buscar la adecuada. Por ejemplo, hay lámparas que admiten bombillas casi de diseño, mientras que otras veces debemos optar por opciones más comunes como las redondas, de vela, en espiral o de globo.
En primer lugar, debes tener en cuenta las características de la lámpara o, mejor dicho, del casquillo, ya que hay diferentes tipos en el mercado. Como punto más básico, la letra indica el tipo de rosca y los números el diámetro.
Para elegir bombillas, lámparas y, en general, la iluminación de un espacio, debes tener en cuenta el resto de focos de luz que vas a encontrar en a estancia para conseguir un equilibrio. De esta forma, en ocasiones será necesario iluminar al mismo tiempo con varios focos de luz (como en una cocina), mientras que en otras cada punto de luz podrá utilizarse por separado para crear distintos ambientes en distintos momentos (como en el caso de un salón-comedor).
También es importante en este sentido tener en cuenta el ángulo de apertura; lo que viene siendo el haz de luz de la bombilla. De esta forma, un ángulo pequeño ofrece una luz focalizada (como en el caso de un cuadro o una vitrina), mientras que más amplio permitirá que la luz se expanda con más facilidad (como en un pasillo). Así, para iluminar habitaciones completas con una sola luz debemos buscar un ángulo de unos 120 grados.