#MujeresconHistoria De Virginie Amélie Avegno Gautreau a Madame X
Virginie Amélie Avegno Gautreau es el rostro tras Madame X, un retrato del pintor John Singer Sargent que provocó un interesante escándalo social. Un retrato que refleja una mujer transgresora para su época, marcando un cambio en el icono de belleza del momento dentro de la moda parisina. Elegante y extravagante para la época, descubrimos a una mujer que era habitual de periódicos sensacionalistas y panfletos de la época por sus escarceos amorosos.
Si bien el autor sufrió las consecuencias en su reputación por el cuadro y tuvo que abandonar Paris, hoy en día casi podemos entenderlo como el reflejo de un cambio que se viviría dentro de la belleza y la moda, marcando tendencia dentro de la alta sociedad parisina.
Los detalles icónicos de su belleza
Cuando el cuadro de Madame X se presentó en El Salón de las Bellas Artes de París en 1884, el revuelo llegó a la par que el nuevo canon de belleza comenzaba a llamar la atención.
En una época donde no estaba bien visto teñirse el cabello por la alta sociedad, esta mujer de banquero se mostró con un vestido escotado y una pose altamente sensual, con sus cabellos teñidos con henna y una una piel blanca azulada que daría mucho de qué hablar. La piel pálida y ligeramente azulada de Virginie Amélie Avegno Gautreau se debía a una mezcla de polvos de arroz mezclados con lavanda. Por su parte, la henna en el cabello y las cejas perfiladas fueron otra de las señas de identidad de la belleza extravagante de Madame X.
Contrastaba su belleza y su figura con unos labios marcados que cautivaron en la obra del pintor anglo-estadounidense. Los ajustados corsets pulían las curvas de Virginie Amélie Avegno Gautreau siempre buscando resaltar una figura de reloj de arena.
El por qué del escándalo de Madame X
Varios artistas realizaron retratos de la modelo a lo largo de su vida cautivados por su personal y característico estilo. Por ejemplo, Gustave Courtois (1891) y Antonio de la Gándara (1898) habían realizado retratos de ella y con ninguno de ellos hubo escándalo o problema alguno con la particular belleza de Virginie Amélie Avegno Gautreau.
El problema fue que con Madame X se resaltaba una pose y una indiscreción que hirió la sensibilidad francesa al considerara que dañaba la imagen de una dama de la alta sociedad, principalmente. En principio, los encargos del artista comenzaron a descender hasta que decidió marcharse a Londres donde llegaría a convertirse en un pintor reputado para la alta sociedad británica y estadounidense.
En cambio, la belleza y el éxito social de Virginie Amélie Avegno Gautreau llegó a su punto máximo con Madame X y terminó por alejarse de la vida pública durante un tiempo. Más adelante volvió a dejarse retratar, incluso con un tirante caído para Courtois, pero no volvió a suscitar reacciones tan escandalosas como en el caso de Madame X.
Virginie Amélie Avegno Gautreau fue sin duda alguna una mujer dueña de su vida y de su sexualidad, creadora de su estilo y con seguridad en sí misma, pero, como aún ocurre hoy en día, tan amada como odiada a la vez.