¿Cómo te afecta el insomnio?
El insomnio es un trastorno que implica la ausencia de sueño, es decir, se da cuando una persona no consigue dormir, cuando ese sueño es insuficiente o poco reparador. Por tanto, encontramos distintos de insomnio que puedes afectar a distintas alteraciones sobre el sueño:
- Insomnio de conciliación: cuando no conseguimos dormirnos
- Insomnio de mantenimiento: cuando se dan problemas a la hora de permanecer dormida como cuando nos despertamos por las noches de forma regular.
- Sueño ligero: no permite el descanso y la reparación aunque se consiga dormir, suele ser un sueño poco profundo.
A la hora de valorar cómo combatir el insomnio, es importante tener en cuenta nuestras posibilidades y la situación real en la que nos encontramos. Especialmente porque puede deberse a periodos concretos (insomnio arbitráreo) con un máximo de un mes, pero cuando pasamos más de ser meses pasa a considerarse crónico.
¿Por qué se produce el insomnio?
Normalmente se asocia a trastornos médicos o psicológicos, que puede darse provocado por algunas enfermedades o situaciones de la vida como los periodos de estrés. Así, se define la mala percepción de la calidad del sueño como un trastorno que deja la sensación en quien lo padece de no haber dormido casi nada a pesar de estar toda la noche en la cama.
Los cambios en el metabolismo pueden causar insomnio al igual que las situaciones de dolor o presión que nos desestabilizan emocionalmente, así como cambios bruscos como en el caso del jet-lag. En cuanto a las enfermedades, los expertos afirman que algunas como las respiratorias, las digestivas, las neurológicas o las cardiovasculares y las alergias pueden ser causas del insomnio.
Por otro lado, hablamos de insomnio idiopático cuando se presenta un problema de incapacidad crónica a la hora de dormir adecuadamente; algunos estudios apuntan a una alteración en el control neurológico de los sistemas que regulan el ciclo sueño-vigilia y suele empezar a instaurarse durante la infancia.
Otro tipo de insomnio común es el relacionado con el insomnio psicofisiológico que se presenta como una dificultad condicionada para dormirse o extrema facilidad para despertarse de forma regular. Suelen ser personas que viven en un estado de alerta excesivo y gran tensión muscular, lo que les impide dormir, habitualmente suele reflejarse en la personalidad con periodos de ansiedad o depresión.
¿Cómo afecta el insomnio a la salud?
El insomnio produce cansancio físico, lo cual se traduce también en una falta de concentración durante el día y en altibajos emocionales. Además, esta falta de concentración y deterioro físico puede derivar en otros problemas como depresión o deterioro cognitivo.
Los expertos apuntan a que también aumenta la sensación de dolor, causando también predisposición a padecer problemas cardiovasculares y metabólicos.
Todas estas alteraciones pueden dar lugar a problemas en las relaciones que se mantienen en la vida diaria, ya que no se manejarán igual las situaciones ni se tendrá la misma claridad a la hora de tomar decisiones o afrontar situaciones.
¿Cómo tratar el insomnio?
Si padeces insomnio, lo primero que debes hacer es consultar a un profesional, ya que determinar la causa es clave para su tratamiento y, como habrás deducido, si el insomnio llega a ser crónico será más complicado de combatir. La prescripción de ejercicios o medicamentos debe ser personalizado, por lo que, aunque hay pautas comunes, debes buscar soluciones para tu caso concreto.
Aprender sobre el autocontrol será básico para afrontar el día a día, regulando los periodos de sueño, controlando los estímulos como el consumo de bebidas estimulantes, así como técnicas como ejercicios de respiración y relajación. Recuerda que si te recetan medicamentos deben ser para el menos tiempo posible así que no te hagas dependientes de ellos para regular tu sueño.
Algunos consejos habituales son también evitar las siestas, intentar asociar la cama al sueño (evitar ver la tele que puede alterar nuestra calidad del sueño), intentar levantarnos en horas constantes para ayudar a regular el sueño o acostarse cuando aparezca el sueño para evitar estar dando vueltas en la cama y así generar más estrés o ansiedad.